Helena Rubí, entonces trabajadora del gabinete técnico de presidencia, declaró que el concurso a través del cual se contrató a Nimbus se tramitó con sigilo. La declarante se dedicaba a asesorar en materia de publicidad al Govern. Sin embargo, declaró que se enteró por el BOIB de que se había puesto en marcha un contrato de asesoría de información y de imagen corporativa del Govern, algo que entraba de lleno en sus competencias. Rubí señaló que se puso en contacto con el director general, Joan Martorell: «Me dijo, ‘no te metas, no tiene nada que ver contigo'». Finalmente sólo se presentó Nimbus comunicación y los pagos se desviaron a Antonio Alemany para retribuir los discursos que hacía para Matas. En la vista el fiscal interrogó a varios testigos sobre el hecho de que Nimbus presentase una oferta sin ninguna rebaja sobre el precio de licitación. La testigo indicó que nunca supo con certeza que Alemany cobrase del Govern, pero que era un «rumor» que corría por el Consolat de Mar.
La defensa de Martorell, a cargo del letrado Santiago Fiol preguntó a la testigo por su mala relación con Martorell a raíz de una discusión por el modo en el que se había desarrollado un acto y que provocó la salida de la testigo de la dirección general de Comunicación.

A vueltas con quién redactó las bases
Quién redactó las bases del contrato sigue siendo un misterio. Ayer, una funcionaria aseguró que al estar escrito en castellano, eso descarta a los trabajadores del Govern. Otra había asegurado antes que Joan Martorell escribía habitualmente en catalán.