Toni Riera posa en su pequeño taller con la imponente cresta de más de seis metros de diametro que lucirá la escultura a partir del lunes.

Si el próximo lunes pasan por delante del famoso huevo del Passeig de ses Fonts de Sant Antoni y lo ven con una gran cresta punky y vestido a la moda de los años 80 no estarán soñando. No se froten los ojos porque lo que estarán viendo será verdad y habrá sido posible gracias al trabajo del artista ibicenco Toni Riera.

Muy conocido en la Isla y con una amplia trayectoria a sus espaldas desde que comenzara a hacer montajes y decoraciones en la discoteca Ku allá por el año 1978, ahora se ha atrevido con la decoración de uno de los lugares más emblemáticos de su pueblo. «Siempre que puedo ayudo a Sant Antoni y ahora estoy preparando un pequeño homenaje a una época donde había muchas modas conviviendo en paz al mismo tiempo, con looks tan diversos como la movida, Alaska, Locomía, las hombreras o los cueros».

Cresta punky

De toda la decoración en cuestión llamará especialmente la atención de todos los viandantes una imponente cresta punky, y que, según Riera, «va a ser espectacular y estoy seguro que no va a dejar indiferente a nadie porque que tiene colores muy llamativos y más de seis metros de diámetro».

Además, según el artista ibicenco, «toda ella está fabricada con materiales reciclados como esparto, caña y madera, y estará colocada en el huevo a través del agujero que tiene en su parte superior y que muy poca gente conoce».

Pero esto no será lo único que hará que la famosa escultura aparezca decorada con motivos de los años 80 el próximo lunes. «Al huevo no le faltará de nada, ya que también estamos ultimando una cara, con sus labios, sus ojos y sus patillas, hechas de moqueta, un bocadillo como los de los cómics que anunciará la fiesta, y, por supuesto, todo lo que llevaban los punkys de la época, como chapas, cadenas o imperdibles», asegura Riera mientras termina de dar los últimos toques a su creación.

Todo ello estará colocado sobre la escultura con celo doble, especial para moquetas, porque en ella no se puede pintar ni dibujar nada. En este sentido, la experiencia es un grado, y de eso Toni Riera tiene de sobra.

Por eso, mientras termina de recortar una letra, recuerda con cierta nostalgia los tiempos en los que «se hacían grandes montajes y decoraciones porque había dinero y no como ahora donde todo ha cambiado». Sin embargo, enseguida le vuelve la sonrisa para asegurar que «aunque todas las épocas tienen su encanto no es bueno vivir del recuerdo». Sin embargo, gracias a su trabajo el huevo de Sant Antoni regresará durante unos días a los 80.