Ita Oliver (izquierda) y Marisa Martín (derecha) son vicepresidenta y secretaria de la Asociación de Vecinos San Pablo respectivamente. | Marco Torres

Suena de fondo música de boleros y en una mesa con cartas y juegos del centro social de Ca n’ Escandell están sentadas Ita Oliver y Marisa Martín, vicepresidenta y secretaria de la Asociación de Vecinos San Pablo. Estamos en su territorio y en su lugar de reunión desde que el centro se creó en 1999.

Sin embargo, la relación de esta asociación de vecinos con este barrio va mucho más allá. «Es difícil saber cuándo comenzamos, pero yo diría que hace más de veinte años cuando toda la zona era campo y no había ni alcantarillado ni asfaltado», asegura con una sonrisa Marisa. Tal es así, que Ita asegura que, cuando comenzaron con las primeras actividades y las fiestas, «éstas se hacían en el lugar donde ahora está la iglesia del barrio y que antes era un descampado».

Ambas coinciden en que los primeros esfuerzos estuvieron destinados a «pedir a las administraciones que esta situación cambiara y, sobre todo, a que cuando se creó el segundo cinturón el barrio no quedara partido y que no pasara la carretera por él».

Una labor que, según Ita, en muchas ocasiones pasa desapercibida ante otras mucho más lúdicas pero que «es una parte fundamental del trabajo que tienen que hacer día a día las asociaciones vecinales para que todo marche correctamente en una ciudad».

406 socios a día de hoy

Sin embargo, aseguran que tras la apertura del centro social hubo un antes y un después en esta asociación, que actualmente tiene 406 socios, ya que «por fin tuvimos una sede para nosotros donde empezar a celebrar las fiestas de San Juan y San Pablo y los talleres».

Precisamente éstos son actualmente uno de los aspectos más destacados de las actividades que organiza la Asociación de Vecinos de San Pablo. Los hay de todo tipo y durante todos los días de la semana, desde salsa, yoga, danza del vientre, patchwork, pilates, teatro de adultos, artesanía ibicenca y hasta para la tercera edad, en los que un día a la semana se les anima que acudan al bar a bailar, jugar a las cartas o estar con los amigos pasando un rato allí.

«Los que más éxito tienen son los de salsa, con más de 50 personas apuntadas, aunque también triunfan los de danza del vientre, los de yoga y pilates, con más de quince inscritos», asegura Ita, mientras afirma que en la mayoría de las actividades casi todo el mundo pone su granito de arena.

Tal es así, que dentro del taller de teatro el año pasado grabaron un corto titulado ‘Vecinos para siempre’, que está colgado en Youtube y que fue escrito por la propia Marisa, mientras que últimamente están preparando un musical que espera fecha de estreno de cara al verano.

Ahora, la idea de la asociación es llegar a los niños de 5 a 10 años. Para ello, según la vicepresidenta, se han puesto en marcha talleres como el de ‘Aprender el arte jugando’, en el que los miércoles y los viernes, durante hora y media, los pequeños hacen máscaras para el Carnaval y luego, para San Juan, harán ninots, que luego se quemarán en la hoguera.

Estas actividades tienen gran éxito como prácticamente todo lo que organiza la asociación y que es debido a que, según Ita Oliver, siempre cumplen una norma fundamental: «Hemos sobrevivido todos estos años porque no gastamos más de lo que tenemos y sólo cuando está en nuestro poder, nunca antes».