Con cánticos como «hay que hacer un ERE en el Gobierno», «hace falta ya una huelga general» o «esta reforma también te afecta a ti» encabezaron ayer los sindicatos la manifestación contra la reforma laboral, que tuvo una convocatoria más amplia de lo esperado teniendo en cuenta el poco gancho que suelen tener en Eivissa las movilizaciones sindicales. Una protesta que además consiguió una gran presencia de la izquierda ibicenca, sobre todo del PSOE, donde están metidos de lleno en un proceso congresual y donde parece que ayer competían por ver quién era más ‘rojo'. Incluso Laura Carrascosa se plantó un chaleco de UGT para darle más sal al asunto. No faltó nadie, aunque críticos y renovadores no se juntaron mucho. Por un lado los de Pedro Campillo y por otro los de Vicent Torres. Ambos negaron, evidentemente, que hubieran acudido a hacer campaña.
Tampoco faltaron miembros de EU como Miquel Ramon y Joan Rubio, de ERC como Josep Antoni Prats y Pau Arranz, de ENE como Maurici Cuesta o de ExC como Marián Suárez y Albert Prats.
Entre los socialistas, estuvieron Carlos Salinas, Sofía Hernanz, Pilar Costa, Josep Marí Ribas, Agustinet, y Antoni Roldán, entre otros.
A la cabeza de la manifestación, los dirigentes sindicales Diego Ruiz y Felipe Zarco, que iban marcando las proclamas contra la reforma laboral, que fueron subiendo de tono conforme avanzaba la tarde. Al típico y manido «esto nos pasa por un gobierno facha», se unieron otros más osados como «Mariano, cabrón, trabaja de peón», «del PP el que no bote» o «vete al carajo ministra de Trabajo». Incluso se colaron otros lemas poco correctos como «Rajoy no nos toques las pelotas» o «Cospedal, métete en el culo la reforma laboral». Tampoco faltaron algunas proclamas típicas de los indignados como «Poco pan para tanto chorizo» o «manos arriba, esto es un atraco». Entre las pancartas, frases de rechazo a las cargas policiales de Valencia y al sistema judicial, que «envía al honrado a la cárcel y el chorizo al poder».
Durante el recorrido, varias anécdotas. Por ejemplo, cuando un transeúnte gritó: «Los sindicatos sois unos vendidos» o cuando uno de los manifestantes invitó a unos jóvenes que les miraban a unirse porque si no ya «podéis apuntaros a las listas del paro».
Un momento cumbre fue la parada ante la sede del Consell, donde protagonizaron una ensordecedora pitada acompañada de la consabida frase de «esto nos pasa por un gobierno facha». Sin embargo, no hicieron lo mismo al pasar por la sede del PSOE, quien también aprobó hace algún tiempo una reforma laboral.
El recorrido acabó en el parque Reina Sofía y a oscuras. Tanto, que la chica que leyó el manifiesto lo tuvo que hacer ayudada de una linterna. Las malas lenguas hablaban de boicot de la alcaldesa al apagar el alumbrado.