Un paso al costado. Tarrés se muestra cada vez más relajado tras anunciar su salida de la primera línea política. En esta imagen, ayer, en un momento de la entrevista. | Marco Torres

Xico Tarrés (1958) pasará página el próximo fin de semana como líder de la Federación Socialista de Eivissa (FSE-PSOE), una gestión que desarrolla desde 2008 tras haber liderado el partido por primera vez entre 2000 y 2004. Cree que los últimos años fueron «los mejores dentro del partido» aunque lamenta que hayan terminado «con la derrota más amarga del PSOE». También asegura que si el precandidato del sector crítico, Pedro Campillo, es elegido nuevo secretario no le influirá «en absoluto», a pesar de la mala relación que tienen desde que compartieron gobierno en el Ayuntamiento de Eivissa.

-Deja la secretaría general con un partido dividido ¿Se arrepiente de algo?
-Uno siempre se arrepiente de cosas, ¿no? Pero creo que eso del partido dividido no ha sido por nada especial. Hay un secretario general que se va y eso nunca ayuda cuando hay gente que tiene interés en estar en este sitio. Creo que el partido se ha mostrado dividido en los últimos meses cuando hemos entrado en un proceso precongresual. Durante estos últimos cuatro años no ha habido división, los problemas han venido los dos últimos meses.

-También se va dejando al partido con menos votantes.
-Sí, es la verdad, hemos perdido muchos votantes. Y cuando lo digo siempre pienso que habrá quien dirá ‘mira el imbécil ese, qué cosas dice', pero creo que no ha sido por la gestión sino por todo. Porque te ibas a la campaña electoral y la gente te decía eso que has hecho está muy bien pero tenéis cinco millones de parados. Cinco millones de parados que no están en Eivissa.... Pero tampoco hay que hacer un análisis echando balones fuera ni eximiéndote de culpa o responsabilidad, la que me quieran dar la asumo.

-¿De qué habla la portavoz del sector renovador, Silvia Limones, cuando dice que hay viejos problemas personales que afectan al partido?
-Si tengo algo personal con alguien nadie me lo hará contar o me lo hará decir, las cosas personales son eso, personales. El día que en lugar de Última Hora hagáis Salsa Rosa y me lo paguéis bien supongo que tampoco lo contaré, pero sería otra cosa (bromea).

-¿Quiere decir que son directamente con usted los problemas que hay en el partido?
-Ah, no. Yo solo puedo hablar de mí, si hay con otra gente...Pero la política es un mundo muy especial, puedes hacer buenos amigos pero también enemigos muy gordos y muy grandes, ¿no? Y bueno, hay que entenderlo y asumirlo, y eso que yo siempre me he considerado una persona muy tranquila y fácil de llevar.

-¿Nunca se reconciliará con Pedro Campillo?
-Yo nunca digo de esta agua no beberé. Pero cada uno cogió un camino en un momento determinado y listos. Y lo demás quedará en su cabeza, él sabrá el por qué de cosas y yo sabré el por qué de cosas.

-¿Están por encima las diferencias personales o el partido?
-Yo creo que es muy importante la relación personal. Si a nivel personal te entiendes, a nivel de trabajo es mucho más fácil. Si no te entiendes y la relación personal es mala no hay ninguna posibilidad. Por eso yo no he creído nunca en aquello de decir, ‘escucha aquí lo que hay que hacer es ser profesional y cada uno defiende unos intereses'...mentira.

-Con los problemas reconocidos entre usted y Campillo, si los críticos ganan la FSE ¿Usted en qué lugar queda?
-En el mismo que estaré de la otra manera. No tengo ningún problema, tengo un mandato que es hacer oposición en el Consell y en el Parlament y lo haré lo mejor que pueda gane quien gane. A mí no me va a influir en absoluto.

-Los críticos se quejan de que había anunciado que daría una paso al costado pero finalmente ha aceptado formar parte de la ejecutiva del PSIB.
-Lo he dado. La ejecutiva la ha hecho Francina Armengol, que llevaba muchos días insistiéndome en que estuviera. Dije que no volvería a ser candidato ni a presentarme como cabeza de lista a lo que ya me he presentado, como el Consell y el Ayuntamiento. No encabezaré más esas listas. Es decir, que si algún día me proponen ir de presidente de la ONU será una cosa distinta, igual la acepto (bromea).

-¿Le costó liderar el partido mientras era presidente?
- Soy de los que piensan que cuando se gobierna, ser secretario general y ser alcalde o presidente al mismo tiempo no es lo más conveniente. No voy a engañar a nadie, he hecho lo que tenía que hacer, el camino que se quería en el partido y que se aplicaba en las instituciones. Pero el partido durante tres años y medio ha funcionado muy bien porque teníamos a un secretario de organización que era una bestia y un tío con una capacidad de trabajo y de entender las cosas como es Julián Aguilar, al que yo toda la vida le estaré agradecido.

-¿Ha hecho campaña a favor de Vicent Torres?
-No.

-¿Qué se le ha ofrecido a Torres para que finalmente aceptara ser el candidato renovador que apoyan los oficialistas?
-Yo no le he ofrecido nada ni he hablado con él de que tenía que ser candidato, ha sido un grupo de gente que se ha juntado y han dicho tiremos adelante. Yo no he estado empujando a nadie ni para que se presente ni para que no se presente, creo que he empujado tanto a Campillo como a Torres, quizás he empujado más a Campillo porque hay una historia detrás.

-¿Qué balance hace de su trayectoria como secretario general?
- De estos cuatro años ha habido años muy buenos, quizás de los mejores dentro del partido porque no había muchas discusiones y se estaba muy centrado en los gobiernos que había. Hemos terminado con la derrota no la más grande pero sí la más amarga de la historia del PSOE aquí, igual que en otros sitios. Lo asumo y ahora hay que intentar mejorar.

-¿Qué puede ofrecer el partido a la ciudadanía después de los últimos varapalos?
-Creo que tiene que ofrecer lo mismo que los demás partidos. Los ciudadanos se han separado mucho de la política; un político de por sí parece alguien que es un corrupto, un sinvergüenza y un aprovechado y yo no creo que sea eso. Hay que buscar soluciones y tienen que salir de la política, y se tienen que explicar muy bien y se tiene que estar cerca de la ciudadanía.