Sergi, uno de los profesores, explica las medidas de capacidad para medir el volumen de trigo cosechado. | Mónica González

Seguro que las personas que en el siglo X comenzaron a moler harina en el Molí de Dalt de Santa Eulària jamás imaginaron que esta finca en Can Planetes sería un lugar obligado de visita para vecinos, turistas, personas de la tercera edad o grupos escolares de muy distintas edades como demuestra que, el ahora Centro de Interpretación del Río, recibió en 2011 más de 1.500 visitas.

En 2012 sigue con su ritmo de visitantes gracias en parte a los cerca de ochenta de la Escola d’Adults (CEPA) de Sant Antoni que acudieron ayer con motivo de la celebración de sus jornadas culturales. «La convocatoria ha sido tal éxito de participación que, incluso, hemos tenido que dividirnos en grupos para entrar en el centro de interpretación y que todos lo vean cómodamente y sin apreturas», aseguraba Neus, la jefa de estudios del centro, mientras organizaba al personal a las puertas del antiguo molino que ahora es el Centro de Interpretación del Río de Santa Eulària.

Un molino, que según Juan, uno de los coordinadores del centro, «se ha restaurado siguiendo la estética antigua y recuperando, incluso, la maquinaria del último molino de madera que funcionó en Can Planetes para que se pueda poner en marcha para efectuar demostraciones cuando haya visitas gracias al agua procedente de un circuito cerrado».

De rueda vertical

Precisamente, este sistema que, como explica Juan, «es del tipo conocido como de rueda vertical, aunque antiguamente funcionó allí otro de rueda horizontal», fue uno de los aspectos que más impresionó a la comitiva de la Escola d’Adults (CEPA) de Sant Antoni hasta el lugar.

Una de las más entusiastas era Josefina, una mujer de 76 años natural de Málaga, aunque ibicenca de adopción, que ante las explicaciones de Sergi, uno de los profesores de la escuela, sobre el lugar y la exposición de las medidas de capacidad para medir el volumen de trigo cosechado como el almud, la barcella (que equivale a seis almuds), la mitja cortera (tres barcelles) y la cortera (36 almuds), sentía como algo renacía dentro de ella.

«Yo soy de Manilva, un pueblecito muy bonito muy cerquita de Cádiz, y allí también había un molino, mucho más grande que este donde trabajaba toda la gente del pueblo, y que era propiedad de la señora en cuya casa yo trabajé de chica», explicaba Josefina sin parar de sonreír.

Otras de las que salía con igual grado de satisfacción de la visita era Almerina Candeo, una italiana que estudia castellano en Cala de Bou. «Yo soy del norte de Italia, de Turín, y aunque allí también tenemos molinos, nunca había visto ninguno tan bonito como este y además tan cerca del mar, y por eso me ha encantado la idea».

Finalmente, ellas dos, junto al resto de los cerca de ochenta participantes de la Escola d’Adults de Sant Antoni, continuaron su mañana con una excursión guiada por el río de Santa Eulària, un taller de pesca impartido en el auditorio Cervantes por David Sáez y la proyección en este mismo espacio de la película Más allá de la vida del director norteamericano Clint Eastwood.