Seis cofradías desfilaron en la procesión del Santo Entierro de Vila

Había mucha expectación en ver como se iba a desarrollar la procesión del Viernes Santo de Eivissa después del caos de organización que se vivió el año pasado y, visto lo visto, las cofradías salieron airosas de la prueba.

Todas ellas marcharon a paso mucho más rápido que el año pasado, y aunque la primera hermandad, la Cofradía del Santo Cristo de la Agonía, tardó hora y media en llegar hasta ‘es Convent’ donde esperaban pacientemente los cofrades del Santo Cristo del Cementerio con sus dos imágenes, el recorrido no se hizo excesivamente lento.

Algo que se debió principalmente a la rápida salida de las hermandades de la Catedral, encabezada por la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo, que apareció ante los fieles a las 20,30 con puntualidad casi británica.

En la salida esperaban cientos de fieles, que ya abarrotaban el lugar armados con su móviles y sus cámara de fotos desde prácticamente una hora antes. «Yo vengo todos los años y cómo ya me lo sé procuro venir con tiempo para que nadie me quite el sitio y pueda ver salir a la imagen de Nuestra Señora de los Dolores en primera fila», aseguraba Juanita, mientras intentaba que unos jóvenes alemanes no se le pusieran delante con sus teléfonos móviles.

La imagen venerada por esta señora mayor fue la última en salir, ya que bajo los acordes del Himno de España que entonaban las distintas agrupaciones musicales una tras otra las cofradías fueron desfilando ante las luces de los flashes.

odas fueron muy aplaudidas cuando cruzaban la puerta de la Catedral gracias a la habilidad de sus costaleros con los pasos, como la del Santo Cristo de la Agonía, que incluso, rozó con uno de los tablones de su cruz los arcos de la puerta creando algún que otro momento de nerviosismo.

Afortunadamente eso quedó en una mera anécdota y desde el templo y en compañía de fieles, la banda de legionarios del Cristo de la Agonía, distintas autoridades religiosas y sobre todo muchos cofrades fueron recorriendo las calles más angostas de la ciudad antigua de Dalt Vila.

Muchísimo público

El recorrido estuvo marcado por la gran afluencia de público que poblaba las aceras del recorrido, el baluarte de Santa Llúcia y, sobre todo, la zona del Patio de Armas y el Portal de ses Taules. Hasta allí, las imágenes fueron llegando entre pies descalzos de muchos fieles cofrades, miradas de devoción de jóvenes y mayores, las tonadas desgarradas y emocionadas de alguna que otra saeta cantada desde los balcones engalanados con las banderas de Eivissa y España y, sobre todo, entre el escaso silencio de muchos de los asistentes, que no dudaron en comer pipas, beber cerveza o hablar por el teléfono móvil al paso de las tallas y de los esforzados costaleros.

Una situación parecida se vivió en la zona del Mercat Vell, donde había congregada una auténtica muchedumbre de residentes y turistas, ansiosa de ver como cada una de las imágenes pasaba el Portal de ses Taules y descendía por la complicada cuesta llena de resbaladizos adoquines para inmortalizarla con sus cámaras de fotos y sus teléfonos móviles.

Precisamente, en este lugar se vivieron algunos de los momentos más emocionantes y complicados, con los costaleros demostrando su fe y haciendo un gran esfuerzo para que cada una de sus imágenes llegaran bien hasta abajo y se encaminaran a la conocida popularmente como ‘calle de las farmacias’ con tranquilidad y, con ello, la parte más ligera del recorrido.

Algo que se consiguió marchando a buen ritmo demostrando que el compromiso de las seis cofradías de la Semana Santa de Eivissa tuvo su efecto.

Entre el ruido, los flashes y la emoción

Que la procesión del Santo Entierro de Eivissa tiene sello propio quedó ayer demostrado al paso de las distintas imágenes que portaban los costaleros de las seis cofradías participantes.

Y es que el recorrido, repleto de turistas, residentes y muchos fieles de cada una de las hermandades, estuvo marcado por todo menos por el silencio. Algo provocado por la gran cantidad de turistas que acudieron a la cita ansiosos por inmortalizar el momento con sus cámaras de fotos o sus teléfonos móviles poniéndose delante de cualquiera y sin parar, comer pipas o incluso beber cerveza al paso de las imágenes.

Algo que chocó frontalmente con la mirada de emoción que dedicaron muchos fieles, sobre todo señoras mayores, a imágenes como Nuestro Padre Jesús Cautivo, Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, el Santo Cristo Yacente, Nuestra Señora de la Piedad, o Nuestra Señora de la Esperanza, que ayer estrenaba manto