Dos niños muelen la sal para luego hacer las sales de baño al estilo de los egipcios.

Nada más poner un pie en la finca de la antigua casa payesa de Es Portxet la arqueóloga Carmen Mesquida sale acalorada de la puerta principal para poner a enfriar una bandeja recién sacada del horno que huele de maravilla. «No os preocupéis sólo son sales de baño de los antiguos egipcios que estamos a punto de terminar», afirma con una gran sonrisa mientras dentro 35 alumnos se divierten en el taller de arqueología experimental para niños que organiza el Museo Arqueológico de Eivissa y Formentera durante estas vacaciones.

Una iniciativa que se repite por segundo año consecutivo tras investigar la Prehistoria en su edición anterior. «Los de ahora son distintos a los de verano, porque en estos no excavan, pero son igual de divertidos», explica Mesquida mientras asegura que tras dedicarse este año a Egipto el año que viene tratarán de Grecia. Una diversión que viene dada porque el enfoque escogido no es el clásico. «Lo que buscamos es que aprendan, por ejemplo, el estilo de vida que tenían, si se bañaban, se maquillaban o se perfumaban, o qué es lo que comían y bebían, más que lo tradicional de las pirámides y los faraones», continúa la arqueóloga mientras una niña le pregunta si empieza a moler las sales.

Precisamente ayer era el turno de aprender cómo se perfumaban los habitantes de esta civilización del Nilo, y realizar sales minerales de la forma más parecida a cómo las preparaban hace millones de años.

Así, divididos en tres grupos (papiro los más mayores, lotos los medianos y ‘faraoncillos’ los pequeños) todos formaban una perfecta cadena humana para que todo estuviera perfecto al final de la jornada. Una pequeña industria que terminaba en jóvenes arqueólogos como Bruno, Celia, Paula o María, encargados de hacer, como explicaban ellos mismos, «cajitas de cartulina, del color que nos guste, a través de unir las cuatro puntas de una flor para meter las sales minerales que están haciendo los más mayores y llevarlas a casa».

Todo con el objetivo de que hasta el viernes los niños aprendan algo más sobre los egipcios y se queden con otra imagen de esta civilización. Algo que parece que ya se ha conseguido al escuchar a algunos pequeños como Marina, Marc o Anais, cuando aseguran que lo que más les llama la atención es que «visten muy raro, su forma de bailar tan divertida y su forma de escribir, que parecen sacadas de un tebeo».