En la desembocadura del río de Santa Eulària llegan a atracar hasta 140 embarcaciones sin ningún tipo de regulación ni orden más allá de la propia tradición.

Uno de los problemas del estado actual del cauce del río de Santa Eulària en su desembocadura es la gran cantidad de elementos relacionados con el uso de embarcaciones que se han instalado a través de los años y de forma espontánea en sus riberas. El otro de los problemas son las conducciones de aguas fecales submarinas que lo atraviesan y que presentan roturas que implican vertidos fecales al cauce.

Por ello, la nueva fase del proyecto de recuperación del río de Santa Eulària está enfocada a solucionar estos dos aspectos, ya que son la principal causa de su contaminación. El Consistorio cuenta con una financiación de 537.340 euros aportados por el programa europeo Feder-Fondos de Cohesión y por el Consell d’Eivissa, y quiere iniciar este proyecto de limpieza ambiental en octubre. Y para desarrollarlo cuenta con un estudio detallado que implica, en primer lugar, eliminar todos los elementos de amarre, fondeo y acceso de embarcaciones que a través del tiempo se fueron instalando sin autorización y que llegan a albergar hasta 140 embarcaciones, una cantidad que se incrementa en temporada estival.

Su retirada será el paso previo al siguiente proyecto de regulación de los amarres del río (ver apunte).

Las actuaciones

El proyecto desarrolla un propuesta de limpieza y recuperación ambiental del cauce de la zona interior del estuario del río para eliminar focos de contaminación y exceso de sedimentos.

En principio, se prevé retirar todos los elementos de amarres actuales, como «fondeos, defensas, embarque y embarcaciones abandonadas, etc, que ocupan el cauce en el entorno de actuación».

Para ello, el proyecto ha elaborado un inventario para caracterizar el tipo de elementos que se encuentran en el cauce y determinar la ejecución de su retirada. Los mismos, suman «381 anclajes al cantil de distintas tipologías, 85 tramos de cadena, 138 embarcaciones, 5 embarcaciones hundidas, 156 neumáticos de defensa, 48 estructuras de embarque, 218 lastres y cadenas de fondeo».

Según el estudio, «la actividad náutica genera unos residuos sólidos, urbanos, industriales o líquidos que, al no encontrarse ordenados, no son gestionados convenientemente para evitar la contaminación del entorno». Además, el estudio señala que en la desembocadura se realiza «de forma incontrolada la varada y botadura de embarcaciones sobre remolques» con vehículos que acceden a través de la playa, otra cuestión que demanda una solución.

Según el proyecto, el único servicio que se verá afectado por las actuaciones es la red de saneamiento que, en el tramo comprendido entre la pasarela peatonal y la desembocadura, «atraviesa el cauce con dos tuberías a presión de agua fecal procedentes de sendas estaciones de bombeos» que presentan «roturas que implican vertidos fecales al cauce y entrada al agua salada a red» que finalmente llega a la depuradora. «Esto implica una doble problemática: contaminación fecal de las aguas en la desembocadura con olores, proliferación de fauna y flora no deseada e insalubridad, y contaminación salina de las aguas que llega a la EDAR [depuradora] con disminución de rendimientos y calidad de las aguas afluentes», señala.

En este punto, el proyecto propone instalar «unas conducciones que garanticen su estanqueidad y facilidad de mantenimiento» y eliminar las actuales tuberías.

El proyecto también prevé una limpieza de sedimentos del lecho del río, desde el torrent d’en Fita hasta el mar, unos 300 metros, con un calado de 1,25 centímetros en toda la zona que va desde el centro del cauce hasta tres metros de los márgenes, donde se propone una escollera de protección del muro con un calado mínimo de 30 centímetros a sus pies.

La limpieza del fondo se prevé de una superficie de unos 10.000 m2 y supondrá un volumen de 6.200 m3 de sedimentos que, según el proyecto, si bien podrían verterse al mar, «según los análisis físico químicos también serán factible su empleo en regeneración de antiguas canteras».

El plazo de ejecución de la obra se estima en cuatro meses.