Ramón Taboada. Presidente del sindicato CSI-F Pitiüses

El sindicato CSI-F Pitiüses ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos años. Ha pasado de 160 afiliados y 22 delegados en la Administración en 2009 a 800 socios y 72 delegados en 2012. Son, por tanto, el sindicato mayoritario en las instituciones públicas.

—Con los recortes, ¿tienen la sensación de que se está persiguiendo a los funcionarios o entienden que es un momento de crisis y hay que apechugar?
—Zapatero redujo las retribuciones a los funcionarios, congeló las pensiones y subió la edad de jubilación. En aquel momento, que era el principio, el CSI-F ya vio que se tambaleaban los puntales del Estado del bienestar. Entonces había 700.000 cargos de confianza en toda España. Ahora quizás esta cifra ha bajado un poco, pero tampoco ha bajado tanto. Lo que nosotros decíamos entonces, en 2010, era que antes de reducir a los empleados públicos que dieran ejemplo los políticos. Nosotros éramos conscientes de que la Administración no se podía mantener como se estaba manteniendo. No puede ser que tengamos 70.000 cargos políticos en 8.000 ayuntamientos. ¿Es necesario que haya 27 concejales en un ayuntamiento? ¿No se puede con menos? Hay una serie de preguntas que sería necesario contestar antes de reducir médicos, policías, maestros y la atención al ciudadano a través de las Administraciones. A ver si el recorte tendría que empezar por los dirigentes, que algunos no sabemos qué dirigen. Esto ya lo dijo nuestro presidente, Domingo Fernández Veiguela, en 2010.

—¿Entonces hay que recortar por los políticos?
—Hay que recortar, evidentemente, desde el aparato, no desde los servidores. Hay que mantener el Estado del bienestar. ¿Que hay que recortar y nos tenemos que apretar todos el cinturón? Nuestro sindicato siempre lo ha hecho. Tenemos que apretarnos el cinturón, pero no solo nosotros. No tenemos que ser ni los primeros ni los únicos.

—¿Qué dificultades están detectando en Eivissa?
—Las entidades municipales, dentro de la crisis, pueden tener menos crisis. No me refiero a que no hayan malgastado. El plan de ajuste del Estado de no gastar más de lo que se ingresa a mí particularmente me parece una gran medida que ya era hora de que se tomara. Pero los ayuntamientos tienen una posibilidad de recaudación que no tiene el Consell, que no tiene ingresos directos de impuestos, sino las aportaciones del Estado y el Govern. Al Consell le pasa que está gastando dinero en competencias que no son suyas. Por ejemplo, en promoción turística no han recibido las competencias y, sin embargo, están usando dinero para invertir en esto. No hay dinero para esto. Eso crea un agujero y si a ese agujero se ha invertido para comprar cosas absurdas, no porque sa Coma era absurdo, sino porque era inviable por el precio que tenía. Comprar al Estado lo que el Estado había expropiado a los campesinos por cuatro duros por 30 millones. Esto hace un agujero. Lo que es cierto es que estas barbaridades no las tenemos que pagar los funcionarios.

—Hace poco los funcionarios de grupo A del Ayuntamiento de Sant Antoni presentaron un recurso porque el equipo de gobierno les quiere bajar el sueldo. ¿Qué más problemas hay?
—La Administración central no ha tocado el salario a los funcionarios y sí lo ha hecho la autonómica. Ayuntamientos y Consell no han tocado nada, pero sí tendrán que adoptar, por imperativo legal, el aumento de 35 a 37,5 horas semanales, que a ver cómo se aplica. Sí que hemos detectado que, ‘a río revuelto ganancia de pescadores’, y parece que hay quien aplica el «porque yo lo digo». Hay imposiciones por parte de los políticos, que no se prestan a las negociaciones y toman unas actitudes un poco déspotas. Y otro problema es que ha habido recortes en las contrataciones y eso implica más carga de trabajo.

—¿Creen que la sociedad les está respetando o que se está creando un ambiente de que los funcionarios no trabajan, que son unos vagos, etc.?
—En todas las empresas privadas o públicas hay gente de todo tipo, hay gente trabajadora y gente que no tanto. ¿Qué pasa con la Administración? Nos cargan un sambenito que no es nuestro. Los trámites administrativos no los dicta el funcionario, sino los políticos. A veces son tan engorrosos que te llevan a enfrentarte a cara de perro con el que tienes delante. Esto lo sufre el funcionario y no tiene la culpa. ¿Que hay algunos que no cumplen y van a tomar un café? Esto pasa en todas partes. Donde hay humanos hay problemas, pero, por ejemplo, en sanidad no creo que haya ningún enfermo que se vaya sin ser atendido y, además, con una gran satisfacción. Lo importante es mantener el Estado del bienestar, hay que recortar los despilfarros, pero que no toquen el servicio. Si quieren que reduzcan administraciones y que reduzcan políticos, pero que mantengan el Estado del bienestar para servir a la sociedad.

—¿Creen que hay que quitar administraciones en Eivissa y Formentera?
—Esto es la pescadilla que se muerde la cola. España antes de la Constitución tenía un Estado y unos ayuntamientos. Luego vinieron los estatutos de autonomía y se crearon los consells y más tarde se creó un Consell en Formentera, así que allí ahora el Ayuntamiento es el Consell, con lo cual se ha reducido una administración. Quizás esta es la solución. Quizás sobran consells y autonomías, aunque es muy fuerte decir esto, pero hay duplicidades. Yo era funcionario del Consell d’Eivissa i Formentera y cuando las competencias de Cultura se pasaron a Formentera los funcionarios de aquí se mantuvieron y allí se crearon otros nuevos. Y esto no es normal. Esto lo digo a título personal, porque como sindicato defendemos a los trabajadores. También habría que reformar la legislación porque el número de políticos se tiene que revisar. En Formentera han pasado de ser 50 funcionarios y 9 concejales a duplicar funcionarios y triplicar políticos.

—¿Se está negociando con ustedes el aumento de 35 a 37,5 horas semanales?
—Por ahora solo en algún ayuntamiento, como el de Sant Josep. En sanidad, donde hacen turnos, en realidad ya en la práctica hacen esas horas. Y además, hay unos cálculos hechos y es que las jornadas partidas son menos productivas.