Khenpo Chöying Rinpoché, momentos antes de comenzar una de sus sesiones en el centro Kagyu Thubten Ling.

La mayoría de las personas que practican el budismo tienen la mente serena y feliz». Así de seguro y contundente se muestra Khenpo Chöying Rinpoché, un monje tibetano que está impartiendo enseñanzas en el centro budista Kagyu Thubten Ling de Sant Lorenç.

En ellas unas veinte personas están recibiendo desde el jueves conocimientos sobre el Mahayana, una de las ramas del budismo. «Simplemente intento dar consejos para que podamos hacer felices a los que nos rodean y así también alcanzar nosotros nuestra propia felicidad», explicaba ayer este lama tibetano sin perder en ningún momento la sonrisa.

Una actitud que se basa, según Khenpo Chöying Rinpoché, en uno de los principios del budismo que asegura que «nada tiene un yo separado de los demás ya que todo el universo está interrelacionado y cuantos mejores sean nuestros actos mejores serán los de los demás».

Por eso, considera que esta religión es uno de los caminos más fiables aunque no el único para alcanzar tanto la paz material como la paz de espíritu. En este sentido Khenpo Chöying Rinpoché recomienda para ser felices «liberar nuestro corazón de odio, despejar la mente de preocupaciones, vivir humildemente sin aspirar a algo que no podemos conseguir, intentar dar a los demás más de lo que tengamos y esperar menos de ellos».

Una religión en auge

Estas enseñanzas que se celebran en Sant Lorenç hasta el domingo ya son un clásico en el centro budista de Eivissa. Según su coordinadora, Anna Masó, «este lama suele venir todos los años a Eivissa y además, cada dos meses, un monje viene a la Isla a enseñar meditación y ofrecer iniciación sobre esta religión».

En este sentido, Masó asegura que en Eivissa «aunque no hay mucha gente que practique diariamente el budismo si hay muchos interesados en el tema y eso es algo muy positivo porque lo van transmitiendo a todos sus conocidos».

Gracias a ello esta religión se ha ido extendiendo con rapidez entre la sociedad occidental. «El budismo es algo muy noble y, como en realidad no es una religión sino consejos para lograr amor y compasión, es normal que triunfe en tiempos como estos donde la insatisfacción está a la orden del día», aseguraba la coordinadora del centro de Eivissa.

Además, según Khenpo Chöying Rinpoché, a esta difusión también ayuda el que para practicarlo «no sea necesario abandonar las creencias anteriores de cada uno, que no se tienen que aceptar obligatoriamente todos los preceptos sino los que cada uno considere mejores para sí mismo, y que en él no haya diferencia de clases, de género o de edad».