Se notaron muchas ausencias entre los cargos públicos del PP congregados ayer con motivo de la celebración de Sant Ciriac.

La celebración de Sant Ciriac tuvo ayer muchas ausencias del sector crítico del Partido Popular, que hace solo dos semanas perdió las elecciones del congreso insular del partido. Faltó el líder de esta corriente, el senador José Sala, que excusó su ausencia porque está fuera de la Isla; faltó el diputado Enrique Fajarnés porque también está de viaje, al parecer en Italia, y tampoco asistieron los diputados Carolina Torres y José Torres. La lista continúa con Pere Palau, que había confirmado su asistencia pero nunca apareció, la consellera de Mobilitat, Pepa Costa, y buena parte del equipo de gobierno de Marienna Sánchez-Jáuregui, empezando por Juan Daura, que además esta semana protagonizó la primera rebelión contra la alcaldesa, con su dimisión como consejero de las empresas públicas de Vila, Imvisa e Itusa.

La excusa para la ausencia de Juan Daura era una dolencia de tripa pero también faltaron el otro dimisionario, Juan Mayans, así como Ignacio Rodrigo y Raimundo Prats. En definitiva una imagen muy diferente a la del año pasado cuando los ediles de Vila abarrotaron la celebración.

Sí asistieron del sector crítico, los consellers Carmen Dominguez y Vicent Roig, las diputadas Virtudes Marí y Cati Palau, y la concejala Pilar Marí. De la corriente oficialista se hicieron notar todos los alcaldes y alcaldesas de la Isla, el expresidente del PP, Miquel Jerez, y la mayoría de los consellers de Serra. De Formentera acudió por primera vez como delegado del Govern José Manuel Alcaraz y algunos representantes del Consell, pero no el presidente Jaume Ferrer. También hubo una nutrida representación de la oposición en todas las instituciones.

En todo caso, sobre las ausencias del sector crítico, Serra negó que pudiera ser un boicot. «He visto miembros del Partido Popular pero no he visto si había de un sector u otro», aseguró el presidente del Consell y también del PP de Eivissa. «Solo he visto que había cargos que no estaban, pero habrán tenido sus motivos para no venir. No lo interpreto como ningún tipo de planteamiento contrario a nada», dijo.

Muchas sillas vacías en el Claustro del Ayuntamiento y menos gente también en la Catedral, la justa para llenar los asientos, mientras años anteriores los fieles abarrotaban la iglesia hasta la misma puerta. Fue allí, como es tradición, donde empezaron los festejos en honor a Sant Ciriac, primero con un concierto ofrecido por la Banda de Música Ciutat d’Eivissa y después con una homilía de hora y media del obispo Vicente Juan Segura que, a pesar de la notoria falta de fieles, aseguró que «el Vuit d’Agost nos ayuda a recordar la identidad cristiana».

Como novedad, este año, el obispo bendijo las nuevas vidrieras de la Catedral que representan los escudos de los todos los ayuntamientos y de los consells de Eivissa y Formentera. «Una corona espiritual que rodea a la virgen de las Nieves», remarcó Segura, ya que los escudos envuelven la Catedral desde lo alto de las paredes.

Pasadas las 12,30 horas comenzó la procesión por las calles de Dalt Vila, con su tradicional parada para bendecir la capilla de Sant Ciriac, lugar por el que, según cuenta la leyenda, entraron los catalanes para conquistar la ciudad.

La procesión cívico religiosa continuó hasta el mirador del Ayuntamiento donde tuvo lugar la tradicional entrega de flores a la estatua del conquistador Guillem de Montgrí, acto conmemorativo de la conquista de Eivissa por las tropas catalanas en 1235. Después, el programa continuó en el interior del Claustro con el discurso institucional y una invitación a un refresco. Lo del aperitivo ya es cosa de los buenos tiempos del pasado.