Salvador toca el tambor y la ‘flaüta’ mientras los usuarios lo escuchan y siguen el ritmo de la música.

En la ducha, en el coche, mientras cocinamos y trabajamos, durante una fiesta... En el mundo suena música a todas horas y la oímos casi de manera inconsciente.

La gente no se da cuenta de sus propiedades positivas, pero para un enfermo de alzheimer ésta es muy importante. Varios estudios demuestran que la música es una buena herramienta directa para hacer aflorar los recuerdos de la gente. Por esa razón el Centro de Día del Consell Insular d’Eivissa lleva a cabo cada jueves un taller de musicoterapia para las personas que padecen ésta enfermedad.

Cada semana algunos voluntarios que tocan algún instrumento asisten al centro para participar en dicho taller.

Salvador asistió ayer las diez de la mañana al centro de Cas Serres para participar en el taller de musicoterapia. Llevaba consigo diversos instrumentos ibicencos: un tambor, una flaüta, unas castanyoles y una xeremia. En la sala, donde había colgados muchas pinturas, que los usuarios habían creado durante otras actividades, esperaban sentados en sillas los asistentes al taller.

Catalina, una usuaria de la institución, pedía a Salvador que se sentara cerca suyo para escuchar mejor su música.

Al empezar, Mari Carmen, una de las enfermeras, bromeó con todos los pacientes y el voluntario diciendo que éste «había ganado los Juegos Olímpicos de tocar el tambor». Acto seguido un gran aplauso y sinceras caras de alegría dieron paso a las canciones de Salvador.

Después de tocar la xeremia, Francisca dijo en voz alta que ella recordaba tener el mismo instrumento de pequeña y que «sonaba muy bien».

Al tocar la canción Balada d’una estrella perfecta con el tambor y la flaüta muchos usuarios seguían el ritmo con golpes en la mesa, movimientos con los pies e incluso algunos tocaban las palmas.

Según Mari Carmen y Laura, dos de las enfermeras que realizan actividades para ayudar a estos enfermos, la música es muy positiva para ellos porque «al oír las canciones ellos hacen muchos movimientos físicos, les ayuda emocionalmente y les hace recordar cosas del pasado», como en el caso de Francisca. «Algunos que ya no recuerdan palabras son capaces de recordar la letra de canciones de hace muchos años», explicó una de ellas.