Los vecinos se alarmaron porque el Nikki Beach cuenta con un espacio muy cerca de la playa, que lo ha cercado a modo de terraza. Desde Santa Eulària explicaron que está incluido en la parcela privada del local, y que no afecta ni a la zona de dominio público ni a la servidumbre de paso.

El Ayuntamiento de Santa Eulària insistió ayer en que el primer beach club del municipio, el Nikki Beach de s’Argamassa, no podrá funcionar «ni como discoteca ni como café concierto». Lo aseguró el concejal de Urbanismo y Actividades, Mariano Juan, quien afirmó que, aunque hasta ayer los promotores todavía no habían solicitado la licencia de actividad, le habían comentado que su intención es pedir un permiso para «restaurante con amenización musical». «Ni más ni menos será eso, un restaurante con unos horarios determinados, con una licencia secundaria y con unos decibelios establecidos para reproducir música para su clientela», dijo el concejal.

Juan hizo estas manifestaciones durante el pleno ordinario de ayer, en respuesta a una pregunta del edil de ExC, Mariano Torres, que pidió que se haga «un seguimiento» de este local, ya que será el primer beach club de un municipio dedicado al turismo familiar y «la punta de lanza» de esta clase de establecimientos en Santa Eulària. «El tipo de fiesta que anuncia en su web no parece amenización musical propia de un restaurante», advirtió el edil sobre la apertura que prepara la empresa para el viernes 11 de julio.

Hasta medianoche

Sobre este evento, Juan explicó que los promotores solicitaron al Consell un permiso para una fiesta extraordinaria con un extensión del horario hasta las cuatro de la mañana. Sin embargo, el Consistorio, al ser consultado por la institución insular [competente para expedir estos permisos] rechazó la ampliación y estableció el cierre para medianoche. También solicitaron fuegos artificiales y una capacidad de aforo extraordinaria, pero, según Juan, el Consell aún no le ha concedido ninguno de estos permisos, sobre todo, porque los promotores no han pedido la licencia de actividad y es condición «sine qua non» tener primero este permiso.

Juan reconoció que la definición de beach club «es un vacío legal» y que por ahora «se define como una actividad de restauración que está cerca del mar y que tiene ambientación musical, con unas calidades en cuanto a las cartas y a ratios de personal por mesa». Sobre el ruido, destacó que Santa Eulària tiene un equipo de «controladores» que se encargan de las sonometrías.

Por otro lado, también en respuesta una pregunta de Mariano Torres, el edil de Actividades explicó que el Nikki Beach no infringió ninguna norma al continuar su construcción a pesar del bando de obras que prohíbe este tipo de trabajos en verano en zonas turísticas. Según detalló, de acuerdo a la normativa municipal, el local está ubicado en una zona donde no se permiten grandes movimientos de tierra ni trabajos de estructura, aunque sí las obras de fachada