Dos de los pequeños miembros de la Colla de Sant Joan de Labritja bailando ayer en Sant Llorenç.

on permiso de Sant Llorenç ayer fue el día grande de Nicolás, Oriol, Joan, Toni y Neus los cinco niños de la Colla de Sant Joan de Labritja, que se llevaron las mayores ovaciones del numeroso público que se congregó un año más en la plaza de la iglesia para celebrar la festividad de la localidad.

A pesar de que tienen entre siete y diez años, sus buenas maneras como balladors en la demostración de ball pagès que realizó su colla al término de la procesión, fue lo más destacado de una jornada que volvió a estar marcada por el intenso calor que siempre se registra en Sant Llorenç durante el día grande de las fiestas. Por eso, otros grandes protagonistas del día fueron las botellas de agua, los abanicos y cualquier sombra donde poder refugiarse.

Esto permitió que la mayoría de los presentes pudiera mantener el tipo entre sudores y resoplidos. Incluyendo la representación política, encabezada en esta ocasión por el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Serra, el alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, y el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí, Carraca, que en mangas de camisa encontraron su refugio en el pórtico de la iglesia.

Peor lo pasaron la representación eclesiástica, debido a su indumentaria que no les permite remangarse, y una familia de escoceses, procedentes de Glasgow, que parecían muy perdidos sudando por cada poro de su piel. «Es la primera vez que venimos a Eivissa y que vemos una procesión y el ball pagès y nos parece algo precioso y distinto que lo que ofrecen de la Isla en nuestro país», aseguraba Connor, el padre de familia, vestido con una sorprendente camisa de manga larga.