Marga Serra (izq.) y Neus Prats (dcha.) mostrando los mapas de afectación ayer en rueda de prensa. | AMANDA AGUADO

El GEN-GOB denunció ayer que los proyectos de sondeos sísmicos entre las costas valenciana, catalana y balear empezaron el mes de julio, tal y como demuestra un informe «preliminar urgente» que les hizo llegar la Asociación Tursiops, especializada en cetáceos y que hizo un seguimiento de la presencia de estas especies que nadan en aguas baleares entre julio y agosto de este año.

Por ello, el GEN-GOB ha decidido denunciar a la UE y a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) las prospecciones. «Vamos a las autoridades europeas porque el Gobierno español no actúa. No tenemos más remedio que intentar que organismos internacionales frenen lo que ya está pasando y está dando sus primeras consecuencias», explicó Neus Prats, del GEN-GOB, quien recordó que, además de los impactos ambientales, «esto puede hundir la economía balear y pitiusa».

El seguimiento que hizo la Asociación Tursiops incluye un muestreo acústico con un hidrófono. Estos hidrófonos, que no están especializados en detectar sondeos sísmicos sino en escuchar a los cetáceos, detectaron los airguns. Las prospecciones sísmicas, la primera fase del proyecto, consiste en el uso de airguns, que son unos cañones de aire que van enganchados a unas embarcaciones «y que emiten sonidos por turnos entre 160 y 235 decibelios; estos sonidos emiten una resonancia que llega a unos receptores y de esta manera se configura la imagen a 7.000 metros de profundidad», explicó Marga Serra, del GEN-GOB, quien recalcó que el umbral del dolor para los humanos se sitúa en 150 decibelios y para los cetáceos en 180.