El cementerio viejo vivió ayer una jornada de bullicio y color con las visitas y las flores depositadas en los nichos. | (c) Sergio G. Canizares

Centenares de personas se acercaron ayer a los cementerios de Eivissa para honrar y recordar a sus seres queridos difuntos con flores y, sobre todo, un tiempo de compañía. Durante toda la jornada, marcada por un cálido sol otoñal, el cementerio viejo de Vila contó con una gran afluencia de personas que, acompañadas por la familia o en soledad, no quisieron dejar solos a sus difuntos en un día tan señalado como el de ayer.

Francisca Ferrer y su marido fueron a llevar «unas cuantas flores y algo de romero, que les gustaba mucho porque eran de campo» a sus suegros. «Nosotros no venimos sólo hoy [por ayer] sino casi cada mes; los recordamos mucho», afirmó Francisca, quien señaló que en Tots Sants su familia suele juntarse para comer «sobre todo bunyols, panellets, pinyons y granadas». Ángeles Torres y su madre, Maria Roig, fueron en familia al cementerio: «Venimos cada año toda la familia a ver a mi padre. Creo que no hay tanta gente como otros años, pero también supongo que es porque hay quien prefiere más intimidad y viene un día o dos antes o bien después del día 1», explicó. Sobre si la tradición de Tots Sants se está perdiendo con el paso de los años, Torres destacó que «la gente de Eivissa la tiene muy presente; no creo que se esté perdiendo tanto como parece».