La pequeña Abril, en brazos de su padre, Luis Ferrer, en la ceremonia que presidió Jaume Ferrer.

El pasado mes de septiembre el Consell de Formentera aprobó el reglamento de acogimiento civil, popularmente conocido como bautismo civil, un acto que tiene por objeto iniciar a los niños «en el largo camino de las actitudes cívicas». Desde que en 2004 lo pusiera en marcha el ayuntamiento catalán de Igualada, este ritual se ha extendido por toda la geografía estatal y ya son muchos los consistorios que celebran esta ceremonia.

«Como no me casé por la iglesia tampoco creo que deba bautizar a mi hija, en todo caso que lo decida ella cuando sea mayor», aseguraba ayer Vicent Juan, padre de Martina Juan Escandell, una niña de 5 años que el pasado 26 de octubre se convirtió en el primer niño bautizado civilmente en Formentera. De similar opinión es Noelia Ferrer, madre de otra niña, Abril, que nació en febrero y que ha sido la segunda niña que se ha acogido a este reglamento cívico. «Nos casamos por lo civil y pensamos que ésta era una buena opción de poder celebrar el nacimiento de nuestra hija y también era una estupenda oportunidad para reunir a la familia», comentaba ayer Noelia Ferrer.