Al campo de vuelo se entrará por el kilómetro 4 de la carretera de PM-810, antes de Santa Eulària. g Foto: GOOGLE MAPS

En el Consell d’Eivissa ha entrado un proyecto para construir un campo de vuelo para aviones ultraligeros situado 2,5 km al oeste de Santa Eulària, por la zona de Can Marçà. El proyecto contempla la afectación de 14.806 m2 de suelo rústico común y suelo rústico protegido y consiste en una pista de vuelo, una calle de rodadura, una plataforma de estacionamiento, una instalación de salvamento y extinción de incendios y un aparcamiento de vehículos.

En concreto, se trata de la construcción y explotación de un campo de vuelo de aeronaves ultraligeras «para llevar a cabo actividades relacionadas con la aviación privada, principalmente de recreo». Según el proyecto, no podrá ser usada por aviones de mayor tamaño ni por ejemplo para labores de extinción de incendios o salvamento. De hecho, proponen volar tan solo en días festivos y con buen clima y siempre en horario diurno. Sería utilizado de forma regular por cinco aeronaves como máximo, aunque ocasionalmente también se podría recibir la visita de otros aviones similares procedentes de otras instalaciones. Esto da un cómputo anual de mil operaciones anuales entre marzo y octubre, que es cuando hay mejores condiciones para volar. De media se prevé que haya uno o dos movimientos diarios, con picos de actividad de 6 o 8 operaciones al día.

Este proyecto ha entrado en fase de consultas previas en el Consell. En un Consell Executiu del mes de noviembre se vio toda la documentación y se concluyó que el proyecto requiere de una declaración de interés general, por lo que no podrá obtener licencia municipal hasta que no cuente con dicho trámite. Además, la máxima institución insular asegura que es «obligatorio» que los promotores presenten una Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) ante el Govern.

También ven carencias en la documentación presentada. Por ejemplo, no queda claro si se quiere reservar un espacio en la parcela para un punto limpio donde depositar los volúmenes de suelo que hayan podido sufrir contaminación por vertidos accidentales de aceites o combustibles. Además, consideran que la EIA debe incidir en las molestias de ruido que pueda generar el aeródromo y la afección a la fauna, en especial a las aves, ya que quieren que «los vuelos garanticen su protección». Ahora el acuerdo del Consell se debe remitir al Ministerio de Medio Ambiente «para su consideración».

El terreno sobre el que se ubicará también es área de prevención de incendios y tiene una vulnerabilidad de acuíferos media.