Adolfo Utor, presidente de Baleària, asegura que los puertos de Eivissa y Sant Antoni deben mejorar sus instalaciones e infraestructuras.

El presidente de Baleària, Adolfo Utor, presentó esta semana en Fitur las novedades de la línea Formentera-Dénia, que cubrirá de mayo a septiembre con un servicio diario y llegando a varios en los meses punta del verano. Crítico con las «inconclusas» obras de es Botafoc y la «carpa» de la estación marítima prosivional, asegura que una de las principales quejas de sus clientes es la falta de accesibilidad de los puertos, entre ellos, los pitiusos. Utor asegura que la compañía, que cerró 2013 con unos beneficios antes de impuestos de 50 millones de euros, está en la «búsqueda constante» del equilibrio para lograr «la excelencia» para sus clientes.

—¿Cómo cerró la compañía el año pasado?

—Lo cerramos un poco por debajo del 2012. Funcionó más Balears que el sur cuando en el 2012 el sur salvó al norte. Hemos cerrado en números azules, es decir, con un EBITDA (beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones)en torno a los 50 millones de euros, cifra parecida a la del año anterior. Hemos podido cumplir con todas nuestras obligaciones y hemos conseguido que las líneas rentables compensen a las deficitarias y, en consecuencia, tener un balance global positivo.

—De esta cifra, ¿qué cantidad han aportado las líneas con las Pitiüses?

—Al contrario de lo que pueda parecer, la línea entre Eivissa y Formentera es deficitaria porque está muy marcada por la estacionalidad. Además, la intervención de Competencia, las multas y la ruptura de la comunidad de bienes con Trasmapi ha provocado una sobreoferta de buques, de servicios y de caída importante de precios. En esta línea estamos en un proceso de adaptación para buscar la fórmula que nos permita el equlibrio económico en este trayecto. No tengo ningún reparo en decir que, a la cuenta de resultados, no aporta recursos sino más bien todo lo contratio. La línea Dénia-Eivissa y Eivissa-Palma han ido muy bien. La primera ha incrementado un 30% el total de pasajeros. El patito feo sigue siendo Eivissa-Formentera y esperemos que este año con los cambios que acometeremos, los resultados sean positivos. Hay que recordar que nosotros supimos reiniciar los tráficos interinsulares cuando la entonces pública Trasmediterránea los abandonó por motivos económicos. Nosotros supimos iniciarlos y sacarles rentabilidad gracias al triángulo Dénia-Eivissa-Palma.

—Este proceso de adaptación y búsqueda de equilibrio, ¿genera muchas quejas entre los clientes?

—Podemos decir con la voz alta que el grado de satisfacción ha ido creciendo a lo largo de los años y esto lo decimos de forma objetiva y empírica porque trimestralmente hacemos encuestas a los pasajeros a través de una empresa externa. Son encuestas que no se hacen en el barco sino a los 15 días de haber viajado. Esta búsqueda permanente de la satisfacción al cliente es lo que nos permite mejorar los resultados económicos, y no al revés.

—Aparte de la ampliación de servicios entre Dénia y Formentera, ¿qué otras novedades hay para las Pitiüses?

—En principio no habrá más novedades. En alta velocidad, el ‘Nixe’ se quedará junto con el ‘Posidonia’ para conectar Formentera y continuarán los servicios de alta velocidad entre Dénia y Eivissa con el ‘Ramón Llull’ y entre Palma y Eivissa con el ‘Jaume I’ o el ‘Ramón Llull’. No hay novedades, pero sí que estamos trabajando en algo que no puedo anunciar todavía por prudencia.