Catorce mil metros cuadrados desde la parte norte de la costa catalana hasta el sur de Balears. Esta es la extensión que la empresa Spectrum Geo Limited ha solicitado inspeccionar a través de sondeos sísmicos con el objetivo de encontrar posibles bolsas de gas y petróleo. ¿Las consecuencias? Según las organizaciones ecologistas, fatales para nuestra fauna marina. ¿El peligro para nuestra costa si las prospecciones llegasen a buen puerto? Un potencial riesgo en forma de marea negra.

Las futuras prospecciones petrolíferas en aguas del Golfo de Valencia y los estudios en el Golfo de León esconden un potencial riesgo para nuestra costas, así como para la valenciana y la catalana. Imagínense el peor panorama posible. Se inicia la perforación del suelo marino en busca de oro negro y se produce un vertido. En este caso utilizamos un estudio de José Ramón Bergueiro, profesor en Ingeniería Química de la Universitat de les Illes Balears (UIB), que analiza el impacto para la costa de una hipotética fuga de petróleo. Con una serie de suposiciones y simulacros, en los que se tiene en cuenta las corrientes marinas, así como la velocidad y procedencia de los vientos, se valoran las repercusiones medioambientales, sociales y económicas que podrían darse si el protocolo de seguridad de las petroleras fallase. Pongamos una cifra: 28.000 toneladas de crudo vertidas al mar –recuerden, estamos analizando el peor panorama posible– en un punto ‘sensible’ entre Valencia y las Pitiüses. En 72 horas la marea llegaría a Eivissa; en 181 horas tocaría Mallorca –afectando a Banyalbufar, Sant Elm y gran parte de las localidades de Andratx y Calvià– y 8 días después del vertido, el parque nacional de Cabrera se vería afectado por la marea negra. Según el estudio del experto, el tiempo para la limpieza y restauración de las zonas afectadas sería de unos 14 meses y el coste, la nada despreciable cantidad de 811 millones de euros, que incluye también las pérdidas turísticas, pero no de nuestra flora y fauna afectadas.