El colegio de Sa Graduada, registró un goteo constante de votantes, aunque no hubo que hacer cola en ningún momento.

Que a los ciudadanos pitiusos con derecho a voto no les interesan demasiado las elecciones europeas y que están cansados de los actuales partidos políticos es algo que quedó demostrado ayer a pie de urna y posteriormente cuando, al cierre de los colegios electorales, se conoció que en Eivissa y Formentera acudieron a votar 29.055 personas, lo que supone una cifra de abstención del 69,55% en Eivissa y del 73,9% en Formentera.
Algo que también notaron y sufrieron en sus propias carnes todos aquellos que les tocó el «suplicio» de ser elegidos para estar en una de las 123 mesas electorales de los 42 colegios de las dos islas en los que se podía depositar el voto. «Hemos venido a las ocho menos cuarto de la mañana para arreglar las últimas cosas y hasta que se terminen todos los recuentos se nos hace muy pesado, sobre todo porque apenas está viniendo nadie a votar», comentaba Macarena, presidenta de mesa en el colegio de Can Bonet, en Ses Païsses, Sant Antoni.
Por ello, la mayoría decidió tirar de cafés, coca colas, paciencia y sobre todo mucho humor para aguantar. «Pasamos el día con algo de comida, muchos cafés, contándonos nuestra vida y riéndonos hasta de nosotros mismos», explicaba la propia Macarena, en compañía de Eduardo y Dani. Una tesitura parecida vivieron Javier, presidente de una de las mesas del colegio de Can Misses, junto a Carlos y Juan. «Son las seis de la tarde y sólo han votado 214 personas de las 924 que tenemos en nuestra lista por lo que la única solución ante esto es llevarnos bien entre nosotros, tirar de sentido del humor, de cafés, y de algún bollo si se puede», comentaba uno de ellos.
Ni siquiera la situación mejoraba en el colegio de Sa Graduada de Vila, uno de los centros donde tradicionalmente hay mayor afluencia de votantes. Según algunos testigos, «el goteo de asistentes fue constante aunque sin que hubiera que hacer cola para dejar la papeleta». Algo que hizo que, por ejemplo, en la mesa de Miguel Ángel, Asun y Carol, donde a las seis y media de la tarde había votado el 35% de la gente de su lista, hubiera disparidad de criterios sobre cómo marchaba la jornada. Y es que mientras la primera pensaba que iba a venir más gente, la segunda se mostró sorprendida porque «pensaba que iba a ver más abstención». Eso sí, ambas coincidieron que estaba siendo una jornada «muy pesada» que sólo se puede aguantar con «paciencia, fuerza, y muchos cafés».

Poco interés
Entre los ciudadanos, estas elecciones tampoco levantan demasiado entusiasmo. Muchos prefirieron disfrutar de una comida de domingo, ir a correr, a montar en bicicleta o, incluso, bailar en la fiesta de apertura de varias discoteca programadas para ayer por la tarde.
«Para que voy a votar si al final siempre ganan los mismo y además, a mi me interesa lo que suceda en Eivissa no lo de Bruselas que me pilla muy lejos», explicaba Joan, un «euroescéptico convencido». Por su parte, Oriol mostraba su descontento con la clase política. «Yo no voy a votar para mostrar mi rechazo a los que nos dirigen, que son todos una clase privilegiada, y para decirles que estamos hartos de todo el dinero que se gastan en campañas y elecciones únicamente para su propio interés».
Sin embargo, no todos opinaban igual. También hubo algunos que se mostraban convencidos de que lo mejor era depositar su voto en las urnas. «Es un derecho que se ganaron nuestros padres luchando contra la dictadura y sólo por ello hay que acudir a los colegios aunque sea a votar en blanco», explicaba Lucía. Sin embargo, a su lado, su marido Miguel no era partidario de esta opción «porque sólo ayuda a los grandes partidos que son a los que hay que derrotar».
Opiniones para todos los gustos, pero al fin y al cabo, pocas opiniones.