Con la entrada de la temporada estival, ciertas cuestiones reaparecen puntualmente cada año. Los ruidos y los horarios de cierre de los grandes establecimientos de ocio suelen colocarse entre los temas más comentados y que generan más polémica. El difícil equilibrio entre la tolerancia a uno de los motores económicos de la isla y el respeto al descanso de residentes y visitantes constituye una fuente de tensión que en esta ocasión se origina en los permisos especiales que el Ayuntamiento de Sant Josep concedió en fiestas de apertura de discotecas–el último fin de semana de mayo- para poder ofrecer ambientación musical en zonas exteriores hasta las 2,00 horas de la madrugada, cuando la ordenanza municipal lo prohíbe más allá de la medianoche.

Preocupación

Ante esta situación, la concejala socialista de Sant Josep Paquita Ribas manifesfó su preocupación por el desorden generado desde la institución, al considerar que el equipo de gobierno «incumple su propia ordenanza municipal», escudándose en «la manga ancha» que permite la ley balear 7/2013 sobre Actividades, que deja a criterio de la corporación local la autorización de eventos puntuales de interés social, cultural, turístico o económico. En este sentido, la representante de la oposición reconoció que el procedimiento «es legalmente posible, aunque se contradice con la ordenanza aprobada apenas hace un año».