El ball pagès y la Banda de Música Ciutat d’Eivissa pusieron la música y el ritmo a la tradicional procesión de Sant Ciriac. | (c) Sergio G. Canizares

Un día como ayer hace 779 años, un 8 de agosto de 1235, las tropas catalanas penetraron en el recinto amurallado de Eivissa a través de un túnel que ahora custodia Sant Ciriac, que se convirtió en santo de devoción y motivo de festividad para los ibicencos al producirse en su día la conquista catalana en manos del ejército del arzobispo Guillem de Montgrí.

Los cronistas hablan de que la caída de la Eivissa musulmana (Yabisah) fue una gesta fácil, motivada por una traición. Más fácil podría resultar ahora en 2014 con una ciudad sin gobierno ni autoridad que está celebrando sus Festes de la Terra sin un alcalde que ocupe el trono de Can Botino ni represente a los ciudadanos de Vila.
En esta situación de crisis política, se celebró ayer el día de Sant Ciriac, que empezó la jornada festiva a las 10,30 de la mañana con el concierto de la Banda de Música Ciutat d’Eivissa, ante la atenta mirada de turistas, residentes y una representación política marcada por las ausencias.

Si bien estaban presentes todos los alcaldes de los cinco municipios de la isla, así como el equipo de gobierno al completo del Consell d’Eivissa, el Ayuntamiento de Vila contó con un único representante: el alcalde en funciones, Juan Daura. «Es la situación que tenemos en Vila, ahora mismo solo tenemos tres concejales en activo», lamentó Serra que explicó que Mar Sánchez y Constantino Larroda no habían asistido «por cuestiones personales».
A diferencia del año pasado, tampoco estuvo presente el presidente del Govern balear, José Ramón Bauzá, que ayer dejó la representación del Ejecutivo en manos del director general de Presupuestos, el ibicenco Antoni Costa.