Vila, iluminada como de costumbre por su luz propia, acompañada por la pintoresca escena que dejaron los fuegos artificiales en el cielo. | (c) Sergio G. Canizares

A medianoche y con puntualidad británica, el cielo de la ciudad de Eivissa se iluminó con el tradicional castillo de fuegos que acompaña cada 8 de agosto el final de las Festes de la Terra.
Lanzado este año por la empresa pirotécnica Ricardo Caballer, los artificios que hicieron las delicias de grandes y pequeños se puso punto y final a la jornada festiva de Sant Ciriac, que arrancó con la tradicional misa en la Catedral.
Una hora antes de que empezara el espectáculo pirotécnico, la Policía Local cortó el paso al tráfico rodado en la Avinguda de Santa Eulària y ya eran cientos las personas que aguardaban en un lugar el inicio del final de fiesta.