Victoria Escandell dedica la medalla de oro a su tía Pepita ‘Raios’, fallecida a principios de este año. | (c) Sergio G. Canizares

«Él nos metió en todo esto, nos enseñó todo lo que sabemos. Sin sus conocimientos, Can Costa no sería lo mismo. Papá, esto también es tuyo». Joan Costa dedicaba a su padre la medalla de oro y el diploma alzándolos al cielo después de un emocionado discurso en el que también dio las gracias a su madre Eulària, presente entre el público. «Además de ser la mejor madre del mundo, siempre nos ha dado su apoyo», afirmada Joan, mientras su hermano Josep le escuchaba emocionado sentado detrás de él.

Antes, el historiador Pere Vilàs Gil, repasó los inicios del turismo en la isla de Eivissa y recordó como en 1955 con la visita del dictador Franco a Eivissa para asistir a la coronación de la la imagen de la Mare de Déu de les Neus, Can Costa se quedó pequeño ante la avalancha de comensales, que tuvieron que sentarse en la acera de la calle de sa Creu para poder comer. O también, en los tiempos en que la Joven Dolores partía hacia Formentera a la una del mediodía, en Can Costa preparaban una paella a las doce, para que los viajeros pasaran es Freus con el estómago lleno. «En los días de mal tiempo y el viaje se animaba, los esforzados viajeros estaban en mejores condiciones para hacerle frente, aunque alguna vez aquel arroz tan bien cocinado alimentó los peces de s’Espalmador o de s’illa des Penjats», comentó Vilás.

Una mujer avanzada

La directora del Arxiu Històric d’Eivissa, Fanny Tur, se encargó de repasar los méritos de Pepita Escandell, una ibicenca criada en el barrio de la Marina, en la calle de sa Creu, que «nació cuando las mujeres no podían votar y eran ciudadanas de segunda», afirmó Tur. La que fuera consellera insular de Cultura entre 1999 y 2003 ensalzó el oficio de maestra de Pepita ‘Raios’ («un país que respeta a sus maestros, es una sociedad que tiene futuro», dijo Tur) y recordó cuando fue su alumna de música y canto: «Teníamos más asenaria y ganas de jugar que de estudiar».

Fanny Tur también destacó su faceta dramaturga, con la que popularizó un teatro costumbrista junto a Marià Villangómez. Sus obras «son un paseo delicioso por personajes divertidos y situaciones entrañables que en su conjunto representan el amplio abanico de la sociedad ibicenca y una manera de vivir que ha quedado ahogada por otras costumbres», señaló ayer Fanny Tur.