El grupo recordó ayer el primer desembarco que hicieron hace 30 años. | Toni Escobar

Alrededor de una veintena de personas del GEN y de la plataforma ‘Tagomago, parque nacional’ se dieron cita ayer por la mañana en Pou des Lleó para organizar una excursión de protesta en el islote de Tagomago, gestionado por el empresario Matthias Khün, y reivindicar así el carácter de espacio natural de este lugar protegido y explotado turísticamente con una vivienda, un chiringuito y un embarcadero, además de unas grandes boyas rojas en la bahía donde pone en mayúscula ‘Privado’ para poder amarrar las embarcaciones. Precisamente, el GEN recordó ayer que estas grandes boyas «destruyen la posidonia de la zona y que estos fondeos ilegales son los que privatizan de facto este espacio y no dejan pescar a los pescadores artesanales de toda la vida».

A golpe de remo en kayak y en barca, la veintena de ciudadanos preocupados por la situación del islote desembarcaron en el muelle del que, según explicaron, incluso ha triplicado su longitud en estos años para dirigirse así al faro por el camino de dominio público que lleva hasta el mismo.

El presidente del GEN, Joan Carles Palerm, recordó que Tagomago es un espacio natural «ultraprotegido por leyes europeas, estatales, autonómicas e insulares», pero pese a ello «es un auténtico repertorio de agresiones ambientales. Esta paradoja es el resultado de dos cosas: un promotor inmobiliario sin escrúpulos que incumple las leyes continuamente y unas instituciones públicas que sencillamente miran hacia otro lado y no actúan para evitarlo», destacó en la lectura del manifiesto tras desplegar al llegar al faro una gran pancarta en la que se podía leer ‘Tagomago, per al poble de Eivissa. 1984-2014’ (Tagomago, para el pueblo de Eivissa. 1984-2014). El por qué de la fecha se encuentra en que en 1984 (es decir, hace 30 años) el grupo ecologista ocupó también simbólicamente el islote «para protestar contra la amenaza urbanística que pesaba sobre este lugar». Según explicaron existían cuatro proyectos de mansiones, «pero no se pudo parar la que hoy en día existe y que tantos dolores de cabeza nos está dando».

En este sentido Palerm recordó que en este espacio natural nidifica el falcó marí (halcón eleonora), una especie protegida que, cuando el helicóptero del empresario levanta el vuelo, se asusta y sale del nido rápidamente provocando así la caída de los huevos. Esto, según explicó el presidente del GEN, genera que la colonia de esta especie se vaya reduciendo.

El grupo ecologista pidió en este acto reivindicativo que el Consell d’Eivissa y el Ayuntamiento de Santa Eulària exigan a los juzgados la ejecución de la sentencia del TSJB que obliga a demoler el quiosco de Tagomago «por ser ilegal y no estar amparado en ninguna normativa». Además pidieron que las instituciones denieguen «cualquier petición que hagan los explotadores del islote para cualquier uso o actividad que vaya en contra de la preservación de los valores que justificaron la protección de Tagomago como LIZ, ZEPA, ANEI y zona de protección de Costas». El grupo ecologista exigió también agilidad en las diligencias abiertas «en relación a las infracciones cometidas en este espacio protegido». A estas peticiones sumaron una muy clara: «Al especulador Matthias Khün le pedimos que sencillamente se vaya de Tagomago y de Eivissa si no es capaz de convivir en armonía con los valores naturales de los que está rodeado. Debe dejar de cometer infracciones y debe saber que, si continúa así, siempre tendrá al GEN frente a él».

Tras un breve almuerzo en el faro, la comitiva regresó al muelle no sin antes toparse con el empresario alemán, que salió del chiringuito para pedir explicaciones y hacer fotos tanto a la prensa como al resto de participantes.