Toda la comunidad educativa del colegio de Sant Jordi se unió para colocar la simbólica barrera de protección en el patio de Primaria.

Aunque parezca una historia de cuento malo en ocasiones la realidad supera la ficción. Existe un colegio en España donde sus alumnos no pueden jugar ya que corren riesgo de intoxicarse con la arena de su parque o cortarse con las vallas oxidadas del patio de Primaria. Y ese centro está en Eivissa, concretamente en Sant Jordi.

Por ello, tanto la dirección como los padres de los cerca de 200 alumnos matriculados en este colegio llevan denunciando esta situación al Ayuntamiento de Sant Josep y a la Conselleria d’Educació desde 2006 sin que hasta el momento hayan sido testigos de algún arreglo. Así que ayer, hartos de tanto inmovilismo, decidieron tomar cartas en el asunto y en un acto simbólico establecieron una barrera de protección en el parque infantil y en los laterales del patio con unas cintas de obra rojas y blancas.

Deficiencias

Una de las principales quejas de esta comunidad educativa tiene que ver con la fosa séptica que discurre desde los baños hasta la calle por debajo de un pequeño arenal infantil que presenta una bucólica casita, un tobogán, un caballito y varios neumáticos. «Queremos que la fosa séptica se cierre y se haga un desagüe al alcantarillado público porque el parque es un foco de moscas, mosquitos, malos olores y creemos que, incluso, de problemas de piel y lombrices intestinales en los niños de Infantil», aseguró Pablo de la Fuente, presidente de la Apima.

Otra de las denuncias tiene que ver con la situación en la que se encuentran las vallas que protegen el patio de Primaria y que se encuentran oxidadas y a punto de venirse abajo. «Son muy peligrosas porque los barrotes sobre los que se sostiene la tela metálica están completamente podridos y oxidados lo que hace que en cualquier momento un niño pueda hacerse una herida y coger una infección», aseguró De la Fuente.

A todo esto también se unen otras reivindicaciones como la instalación eléctrica, que aún no se ha terminado desde que hace dos años comenzará a renovarse, y que provoca que no haya energía suficiente para poner el aire acondicionado o que salten chispas cada vez que se enciende un interruptor o los baños de infantil que, según explicó Pablo de la Fuente no se encuentran adaptados. «Cuando las ventanas se abren están a la altura adecuada para que los niños se puedan golpear en la cabeza y además, se colocaron unas tarimas de madera para que los pequeños llegaran a los retretes que son completamente anti higiénicas», concluyó.

Tres organismos

Sin embargo, como suele pasar en los casos donde hay varias instituciones de por medio, no parece que la situación tenga fácil arreglo. En este caso, según explicó el presidente de la Apima del colegio Sant Jordi, están involucrados el Ayuntamiento de Sant Josep, la Consellería d’ Educació y el Institut d’Infraestructures i Serveis Educatius i Culturals del Govern (IBISEC) y ninguno ha tomado medida alguna.

En este sentido, Pablo de la Fuente aseguró que la comunidad educativa del centro ha pedido «en numerosas» ocasiones que se tomen medidas, sobre todo la de anular la fosa séptica, aunque sin respuesta positiva. «Casi he perdido la cuenta de las reuniones y escritos que hemos mandado a los organismos competentes e, incluso, terminamos el año pasado con una reunión en la Consellería d’Educació donde expusimos nuestras necesidades sin demasiado éxito», explicó el propio De la Fuente.
A pesar de todo, en los últimos días parece atisbarse una luz al final del túnel, ya que el Ayuntamiento de Sant Josep ha previsto una primera retirada provisional de la arena para colocar una plancha de caucho protectora mientras se procede a los trabajos en la fosa séptica.