El calor ha hecho que ya se haya iniciado la campaña de recogida de las primeras olivas del campo ibicenco.

Como en muchos otros cultivos, la cosecha de la aceituna se ha adelantado notablemente a causa de la climatología especialmente cálida y seca de esta temporada.

Si otros años las primeras olivas se empezaban a recoger en noviembre, la campaña actual ya se ha iniciado en los olivares del campo ibicenco con la recolección de la variedad empeltre, la propia de la isla y la primera en llegar a su punto de maduración óptimo.

Tras ella, en unos diez días dará comienzo la cosecha de la picual y la arbequina, variedades que llegan a suponer un 70% del total de plantaciones que aglutina la Agrupación de Defensa Vegetal y Sanitaria del Olivo de Eivissa (ADV).
A pesar de la severa sequía, la ADV espera alcanzar una producción similar a la del año pasado, cuando se obtuvieron 20.000 litros de aceite de las 120 toneladas de fruto recogidas, aunque algunos productores opinan que la cosecha de este año quedará algo mermada.

Calidad extra

En palabras del presidente de ADV, Mariano Tur, el aceite que gestiona la agrupación puede catalogarse como “el oro líquido de Eivissa” dada su altísima calidad.

Esta entidad, creada hace cinco años, agrupa a 95 productores con una superficie total de entre 100 y 110 hectáreas de olivares y distingue la calidad de su aceite bajo el sello Oli d’E, presente hasta en una docena de marcas locales.
Las peculiaridades del clima y el terreno de la isla, junto con estrictos estándares de elaboración de la ADV –solo produce aceite virgen extra, es decir, el resultante de una única prensada, que se realiza como máximo 24 horas después de su recolección y en alguna de las tres almazaras autorizadas en toda la isla- hacen que el aceite comercializado bajo se sello tenga un punto amargo y picante que lo diferencia de otros de su mismo rango.

Para conseguirlo, los productores deben seguir una exigente normativa referente a procedimientos y tratamientos, que supervisa un ingeniero agrónomo de la agrupación.

Así, siguiendo los cánones de calidad establecidos, Oli d’E obtuvo el año pasado un aceite con una acidez media de 0,25º, cuando la categoría virgen extra acepta una acidez de hasta 0,8º.

Mercado en auge

En cuanto a su implantación en el mercado, la ADV considera satisfactoria la aceptación del aceite de Oli d’E en la isla. «Una buena parte del sector de la hostelería lo ha incorporado a sus mesas -explica Tur- aunque creo que tenemos margen para introducirlo en más establecimientos».

Otras pruebas de la buena salud que goza el aceite ibicenco son la reciente incorporación de tres nuevas marcas bajo el sello de calidad Oli d’E o la distribución, a pequeña escala, a puntos de la península, Alemania y Holanda.

El principal escollo es el precio, que según el presidente de ADV, resulta una cuestión «insalvable, debido al sobrecoste que nos suponen ciertos materiales y productos que vienen de fuera».

A pesar de ello, Tur apunta que los importes del aceite local son equiparables a aceites de calidades similares, aunque evidentemente se sitúan en un renglón sensiblemente superior en relación a aceites de otras categorías.
Como retos en el futuro, la agrupación afronta con ilusión la construcción de una nave que dispondrá de almacén y almazara y que estará a disposición de sus socios.

De hecho, el Ayuntamiento de Sant Joan de Labritja ya aprobó en el último pleno la cesión de un espacio situado en Can Curuné a la sociedad Oli Eivissenc des Trull de Sant Joan –vinculada a la ADV- y que se espera esté en funcionamiento para la próxima campaña.