El Ayuntamiento de Eivissa ha impulsado una acción de limpieza en el barrio de sa Penya, incluida en el Plan Especial de Limpieza.

Según informaron ayer fuentes municipales, este viernes se ha llevado a cabo la retirada de elementos abandonados en la vía pública y el baldeo de las calles.

Asimismo, tendrá lugar la limpieza vertical del acantilado de sa Penya, unos trabajos que correrán a cargo de una empresa especializada. Esta operación se repetirá a lo largo del día de hoy.

Desde el Consistorio avanzaron que el próximo martes operarios de Cespa procederán a la retirada de restos depositados en la playa de sa Penya para después trasladarlos al vertedero.

El nuevo equipo de gobierno de Vila se reunió recientemente con los vecinos y ya ha solicitado más presencia y vigilancia policial en sa Penya, asegurando además que, para ellos, la mejora del barrio es una de sus máximas prioridades. Recientemente el alcalde del municipio, Rafa Ruiz, reconoció que el barrio necesita una actuación «contundente». «Podemos hacer actuaciones puntuales, pero para mejorar el barrio hay que hacer una actuación contundente y no nos temblará la mano. Pido paciencia a los vecinos del barrio porque espero conseguirlo», señaló hace dos semanas.

Cabe recordar que el barrio de sa Penya, que forma parte del conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, sufre desde hace años un fuerte estado de deterioro que ha sido denunciado en repetidas ocasiones por sus vecinos.

La Asociación Salvem Sa Penya ha puesto de manifiesto recientemente su malestar tanto por el estado de suciedad que presentan las calles del barrio como por los problemas que mantienen con los vecinos de la parte alta del barrio.

Los vecinos y propietarios de las viviendas de sa Penya han visto esta temporada agravado un problema que, según explicaron, llevan viviendo desde hace unos 20 años. Se trata de la falta de presión o incluso nula presencia de agua en los grifos de sus casas debido a que quienes residen de manera ilegal en las casas de sa Penya, es decir, los okupas revientan las bocas de riego municipales generando así un despilfarro que provoca que se pierdan «litros y litros de agua» por calles como la Alt y que disminuya la presión de salida del agua en las casas. Los vecinos se quejan de que, pese a la falta de suministro normal en las casas, la concesionaria del agua «sigue cobrando sus facturas».