Iván Torres Ramón (Eivissa, 1982) habla sin tapujos sobre la reforma del puerto de Vila. Habla de prisas por parte de la Autoritat Portuària y de que el futuro de la instalación debe pasar por un consenso entre las diferentes Administraciones.

—¿Qué opina de las últimas inundaciones en el puerto de Vila?

—El problema está en toda la ciudad. En el puerto, después de una obra tan importante como la que se ha hecho, lo que sabe mal es que no se haya hecho una previsión. Se corrió mucho para hacerlo. Se tendría que resolver el depósito de bombeo de la zona y la no separación de la red de pluviales y fecales. Algo se tiene que hacer, como depósitos de tormentas estratégicamente situados y que sirvan de aliviaderos hacia el mar. Pero justamente que en el puerto no se haya podido resolver este problema es porque el proyecto no se ha hecho bien. En la comisión del PEPRI de Vila le dimos entre 16 y 20 puntos que desde nuestro punto de vista Autoritat Portuària debía cumplir y nos contestaron que no a todos nuestros requerimientos. En el tema de los bolardos, con los que la gente tropieza, ya les dijimos que se había utilizado en otras ciudades y que no había funcionado y les recomendamos que buscara otra solución. Tuve una reunión con el nuevo presidente, Joan Gual, cuyo talante es muy diferente al de Alberto Pons. Le comenté nuestros puntos de vista y se comprometió a que en la próxima visita nos escuchará. Parece que en principio no se hará el edificio sobre es Martell este invierno y nuestros servicios jurídicos ya están preparados por si hay que ir a un contencioso.

—¿Cómo habría hecho esta remodelación el Colegio de Arquietectos?

—Para un proyecto tan importante se tendría que haber hecho un concurso internacional, lo que habría mejorado mucho el proyecto. En 1999 ganamos un pleito a Autoritat Portuària que le pusimos en el 91 por el plan de usos y un plan especial que quería aprobar. Desde entonces, ha ido fraccionando sus intervenciones en el puerto, que no deja de ser aquel plan especial que querían hacer. A Autoritat Portuària no le interesa aprobar un plan especial, como dice la ley, porque tienen que ponerse de acuerdo con muchas Administraciones, y no es fácil. Han hecho lo que han querido. Luego parece que el Colegio tiene un interés oculto, pero solo queremos que se hagan las cosas bien y que se cumpla la normativa. El Colegio acepta que el puerto de hoy mejora por mucho el que había antes. Eso sí, cualquier cosa que se hubiera hecho habría mejorado lo que había, a pesar de que no estamos contentos porque los coches entran, los taxis van hasta es Martell y se había dicho que sería peatonal. Estamos haciendo del puerto un aparcamiento y creo que el Consell y el Ayuntamiento no lo tendrían que permitir.

—Para evitar las inundaciones ahora se duplicará el tamaño de los aliviaderos. ¿Será suficiente?

—No lo sé, si lo calculan bien supongo que sí. Cuando nosotros diseñamos un edificio y calculamos los pilares y los forjados tenemos que estar segurísimos de que no caerá. Espero que sepan utilizar la fórmula del área y sepan que si llueven tantos litros aquello sea capaz de desaguar.

—En cuanto al edificio de es Martell, ¿creéis que se tendría que levantar o habría que esperar a tener claro dónde tiene que ir cada cosa?

—Es fundamental. ¿Para qué lo quieren? Nosotros no nos oponemos a que haya un edificio pero tiene que ir en base a los usos asociados. En la Delimitación de Usos Portuarios ellos ponen a esta zona un uso nuevo que inventan, el uso mixto, que no existe en la Ley de Puertos. Primero tenemos que saber cada ficha dónde va, reordenar el puerto correctamente y luego diremos si el edificio tiene que ir allí o debe ser una plaza pública.

—¿Qué creéis que tiene que haber en muelle viejo?

—No tenemos la fórmula perfecta pero creemos que no será positivo que haya barcos de grandes esloras en el muelle de levante. Este uso no es el adecuado a la ciudad que tiene detrás, por lo que entendemos que cualquier cosa que se haga tiene que estar afectado por una ciudad que, además, es Patrimonio de la Humanidad. Creemos que en el muelle viejo tendría que haber una actividad que ayude a que haya actividad durante el invierno. Por eso le hemos propuesto a Autoritat Portuària que estudie situar el Club Náutico en esa zona, además de llevar los barcos de Formentera pero sin carga. Toda esta afluencia de gente reactivará esta zona de la ciudad y pensamos que los barcos de gran eslora pueden situarse en otros sitios. Además, el Club Náutico allí no tendría que dragar nada porque tendrían un buen calado. A la larga tenemos que escoger lo que le vaya más bien a la ciudad.

—¿Seguís defendiendo el parking de es Martell?

—Hoy en día el uso del coche es fundamental y hablar de que queremos darle vida al casco histórico y de que en invierno no parezca un desierto parece difícil imaginarse esto sin un servicio para que la gente pueda aparcar al menos a una distancia prudencial. ¿Si hace falta que sea debajo de es Martell? Pues depende de los usos que acabe teniendo esa zona. Según el proyecto de Autoritat Portuària, en el dique interior calculaban 180 yates con un coche y medio por embarcación, y en el de levante hasta ocho yates de gran eslora con cinco vehículos para cada uno, por lo que sólo para los usos del puerto serían entre 300 y 350 plazas, que a mí no me gustaría que ocuparan la zona del puerto porque en vez de tenerlo para pasear será un aparcamiento en primera línea de mar. Cuando dicen que técnicamente no se puede hacer, no es verdad, se puede hacer todo. ¿Que tiene un coste? Evidentemente, pero hay costes sociales que hay veces que hay que pagar y en esta ocasión consideramos que es rehabilitar esta zona para que vuelva a habitarla la gente. Quizás se puede hacer también debajo de la estación marítima, pero el Ayuntamiento tiene que prever una manera de darle accesibilidad a la zona histórica. No tiene sentido hacer un puerto de espaldas a la ciudad.

—¿Cuáles son las principales carencias de la isla?

—Primero de todo, las infraestructuras. Hemos llegado a un punto en el que no sabemos si no cabe ni una persona más en la isla o si las infraestructuras están mal dimensionadas. Tenemos un problema en la gestión del agua, con infraestructuras pagadas y sin uso. Depuradoras que no funcionan, malos olores, emisarios con problemas... En la red viaria hay que saber dónde queremos llegar y que esté dimensionado con el número de personas que queremos que haya. La sensación es que si no hemos tocado techo, estamos muy cerca. Quizás haya que hacer un parón, preservar lo que somos y no morir de éxito. El estrés al que sometemos a la isla a todos los niveles no puede ser bueno, ni para nosotros ni para los visitantes. En cuanto al territorio, tenemos problemas con las infracciones urbanísticas, que está relacionado con que las Administraciones no cumplen con sus obligaciones porque por la Ley del Suelo les obliga a contestar en tres meses a cualquier expediente de obra. La gente no está dispuesta a esperar un año o dos años, que es lo que a veces tarda la Administración, y decide hacer las construcciones ilegalmente. Y luego esto desemboca en legalizaciones masivas de viviendas, que nos gustaría que no pasara nunca más y de aquí a diez años tengamos que volver a hacer leyes como esta y que de ahora en adelante no se haga ninguna edificación ilegal más..

—¿Qué os parece la remodelación de Vara de Rey?

—Sí a la peatonalización, a que se hiciera un concurso público y a que ganara el mejor proyecto, pero no antes de que todas las plazas de aparcamiento que se quiten estén resituadas. Se quitan casi 400 plazas de aparcamiento y le hemos pedido al Ayuntamiento que no pase de esta legislatura el recuperar la cantera del parque Reina Sofía y se utilice como aparcamiento subterráneo. Consideramos que es fundamental estratégicamente.

LA NOTA

«El problema en la construcción es que en 2007 se construía demasiado»

—El sector de la construcción está ligado al de la arquitectura. ¿Se ha recuperado el sector?

—Tenemos que partir de la base de que Eivissa nunca ha estado en crisis en el sector de la construcción. En 2007 se hicieron 2.400 viviendas nuevas y en 2011 fueron 200, un 90% de bajada, pero estas 200 eran de alta calidad. Es evidente que hubo un retroceso pero el problema era que en 2007 se estaba construyendo demasiado. En estos años, la ampliación del aeropuerto, el nuevo hospital, la renovación hotelera con proyectos importantísimos como el Hard Rock, Ushuaïa, Destino , … han hecho que la construcción se haya mantenido. Además, la crisis ha hecho que ahora el 70% de las obras que se están haciendo son de rehabilitación o ampliación, que creo que es el futuro de estas islas.