El arte de la extracción del aceite de la oliva va ligado a la historia mediterránea, así como el vino y el pan, alimentos básicos en la dieta de esta zona. Ya hace 4.000 años se extraía el aceite vegetal con fines medicinales, cosméticos, o para perfumes e iluminación.

Con este motivo tuvo ayer por la tarde lugar una muestra de esta extracción del aceite en la tradicional Festa de s’Oli, en Can Pep de sa Plana, de Forada, dando comienzo a las fiestas de dicha vénda. En ella se pretendía recordar y enseñar al público en general la forma típica de hacer el aceite, siguiendo los métodos tradicionales de recolección de la aceituna y su prensado. Para ello, la casa, que conserva el aspecto original de una vivienda payesa, dispone de un trull, dotado de una gran jácena de pino verde que se trajo a peso –según se cuenta- desde el torrente de Can Rich, a unos kilómetros de la misma casa. En dicha jácena se puede ver una inscripción que data de 1812, fecha de su última reforma. Ésta mide unos ocho metros de longitud y al parecer tuvo que ser cortada porque no cabía entera. La piedra que soporta el gran tornillo de madera parece ser romana, según contaba el fallecido Pep ‘Negre’, antiguo y conocido sacerdote de Sant Rafel.

El viernes por la tarde se habían hecho parte de los preparativos y se había recolectado la aceituna, también de forma tradicional.

La llegada del caballo –que es transportado desde otro lugar en un remolque–, fue el punto álgido de la celebración, ya que «éste es la estrella de la fiesta», según cuenta Catalina Prats, hija den Pep de sa Plana. El animal fue introducido en la habitación del trull, e hizo dar vueltas a la paramola de piedra durante varias horas, la cual prensaba las aceitunas. Después la pasta de la oliva fue colocada en los cofines y se hizo una truiada mediante la gran jácena. De esta truiada se esperaba sacar unos siete u ocho litros de aceite.

Catalina Prats contó que «ellos no se dedican a hacer aceite para uso comercial, que de momento lo hacen para su consumo, pero que están pensando en ello». La finca tiene unos 700 olivos regados todos ellos con goteo, y el mismo Pep de sa Plana aseguró que tiene varias variedades. «Algunos dicen que si la picual es mejor, o la arberquina… yo tengo seis o siete clases, por eso mi aceite es mejor», bromea. Aparte de la prensa tradicional, que usan tan solo una vez al año en este ambiente festivo, también disponen de una prensa moderna, con la cual este año han elaborado unos 150 litros de aceite. «Este año no ha sido muy bueno. Las últimas lluvias hicieron que la aceituna vinera muy hinchada», cuenta el propietario de la finca.

Catalina, su hija, también asegura que «cada año viene más gente a la fiesta, y que a veces incluso se desborda». «También suele alargarse hasta las doce o la una de la noche, con gente que se queda con nosotros y torra sobrasada; es muy bonito». «Hace 10 años que la hacemos como la conocemos hoy en día, organizándola con el Grup Folklòric Sa Colla de Buscastell, pero nosotros ya la hacíamos entre amigos desde 1992».

En la fiesta, a la que asistió gran número de gente de toda la isla, e incluso algún extranjero, como Aiden, de Nueva Jersey, que aseguraba «no haber visto nada igual en toda su vida», refiriéndose al trull, hubo ball pagès, exposición de artesanos, concursos, carreras de sacos, bar y degustación de buñuelos y orelletes.

Como curiosidad, María, una vecina del lugar, contó que a los caballos que hacen girar la paramola normalmente se les tapa los ojos, pero éste que giraba ayer, «si se los tapan, se cae».