Al encuentro celebrado en la sede de Podemos asistieron las principales figuras de la formación a nivel local como Viviana de Sans o Aitor Morrás, y más de un centenar de personas. | Toni Escobar

Juan Carlos Monedero dejó ayer su sello personal en Eivissa, donde congregó a más de un centenar de personas en su mitin de precampaña celebrado en la sede de Podemos Eivissa. El principal ideólogo del programa original de la formación morada, que fue apartado de la cúpula por, entre otros patinazos, someterse a una declaración complementaria por una deuda con Hacienda, abrió su conferencia con la primera de un puñado de frases alegóricas que desatarían los aplausos de los asistentes: «Se buscan caras nuevas; abstenerse caras duras».

Monedero repasó los principales anhelos del partido de Pablo Iglesias y asuntos de actualidad, como sus recientes insinuaciones sobre las presuntas adicciones del candidato de Ciudadanos, Albert Rivera, a quien pidió disculpas; su postura de no intervención militar en los países donde se ha extendido el yihadismo; las encuestas «manipuladas», en su opinión, que dan a Podemos como cuarta fuerza tras el 20-D; o los cambios constitucionales con los que el movimiento popular pretende regenerar el país.

Sobre Eivissa

Aunque Monedero ocupó buena parte de su discurso en la defensa del programa de Podemos para las generales, también se refirió a asuntos locales como la ecotasa o el problema de la vivienda.

En referencia al impuesto turístico sostenible, muy criticado por empresarios y hoteleros, recordó que ya se aplica en otros países «donde garantizan la propia sostenibilidad del turismo para que no se convierta en algo depredador». «Aquí en Eivissa hemos visto cómo los empresarios buscan turistas, y nosotros lo que buscamos son vecinos y vecinas», manifestó Monedero durante el limitado turno de preguntas por parte de los periodistas. El fundador de Podemos precisó que para su formación «la conversión de las islas en parques temáticos para turistas hace que la gente que vive aquí todo el año tenga dificultades para desarrollar su vida», y advirtió de que si se dejase a los empresarios «que buscan maximizar sus ganancias en el menor tiempo posible, éstos depredarían las islas». «Por eso a Podemos le interesa el turismo como un medio de construir empleo y riqueza, pero lo que nos interesa por encima de todo son los vecinos, por eso la justicia fiscal es un elemento esencial para la sostenibilidad democrática», puntualizó.

Preguntado sobre la reivindicación histórica de Eivissa para obtener un mejor modelo de financiación, Monedero afirmó que se debe «repensar el modelo territorial» para incorporar «la justicia fiscal, donde los ricos paguen más que los pobres». El politólogo mostró también su postura ‘centralista’ al precisar que en España hay pendiente un debate territorial «para acabar de una vez por todas con la discusión nacionalista» ya que, en su opinión, «cada vez que hay un partido que no tiene en Madrid una mayoría, genera movimientos que no responden a intereses generales, sino particulares».
Uno de los puntos que propone cambiar en la Carta Magna es el artículo 53 sobre los derechos sociales para garantizar una vivienda digna. Para explicarlo se refirió al problema que sufre la isla: «Aquí en Eivissa es imposible garantizar la vivienda cuando te cobran en temporada alta 400 euros por dormir en un sofá. La gente no puede venir a trabajar porque el pago al derecho mínimo de dormir se ‘come’ lo que está ganando en su trabajo. Creemos que es muy importante que los derechos sociales estén garantizados y para eso es esencial cambiar el artículo 53, que reordena los derechos en la Constitución».

Monedero aseguró que con la irrupción de Podemos se ha comenzado a «romper el candado de la impunidad», en relación a la corrupción y las ‘puertas giratorias’. Afirmó que la formación «tiene probabilidades de gobernar» puesto que las encuestas les dan «una profunda remontada», aunque criticó que otros sondeos «regalan votos a PSOE o PP por intereses de determinados medios de comunicación». El politólogo abandonó Eivissa ovacionado y al grito de «¡Sí, se puede!».