Sol radiante, música electrónica de fondo y mirada al horizonte esperando la visita de más turistas. No se trata de una postal veraniega, es la realidad con la que conviven los establecimientos cercanos a Cala Tarida.

En 2015 el inicio de la temporada estival comenzó con buenos resultados y satisfacción. El de este año parece que no sigue el mismo ritmo en esta zona, donde el color amarillento del mar y la esperanza de los locales de Cala Tarida esperan inquietos volver a la realidad.

Domiciano Hurtado es el encargado del supermercado ‘Stop II’ situado a escasos metros de la propia cala. Mientras coloca los alimentos echa un vistazo a la entrada a la espera de clientes deseosos de consumir. Este inicio de la temporada no es la mejor para este humilde supermercado y, no duda en comentarlo el propio Hurtado. «El año pasado, durante estas fechas había más movimiento de turistas en esta zona que consumían», explicó incrédulo este empresario. La desesperación le invade al recordar que la causa principal de este descenso en el número de ventas se debe al ‘todo incluido’. Además, no duda en sentenciar que el hecho de que los hoteles cercanos a Cala Tarida oferten a los clientes el ‘todo incluido’ es el motivo por el que «muchos de ellos deciden quedarse en el hotel y no salir».

En esta misma línea opina el jefe del restaurante marítimo ‘Rincón de Tarida’, José Ribas, que indica que «el todo incluido es un factor perjudicial para su propio negocio». A pesar de este vaivén en la venta, su local no es de los más perjudicados en cuanto al número de clientes. En escasos minutos, las mesas del local se invaden con la carta del menú del día y bebidas para refrescar la mañana calurosa.

Situado en la calle de al lado, a escasos metros del restaurante de José Ribas, se encuentra Florian Boelter, oficinista del rent a car ‘Autos Turbo’. Mientras alquila una moto a una pareja de jóvenes turistas, el almacén de la empresa no escasea en cuanto a coches y motos. Más tarde, no duda en comentar que este alquiler es el segundo en toda la jornada matinal. «Esta situación no es normal si lo comparamos con el año anterior», explica Boelter.

Lo cierto es que los empresarios de la zona no están para fuegos artificiales. El número de ventas ha descendido con respecto al año anterior. A pesar de ello, no pierden la esperanza de remontar el vuelo. El verano acaba de comenzar, pero para muchos aun está por llegar.