Agua de coco de Tailandia, piñas ‘baby’ de Colombia o granadas de Turquía, en el puesto de Frutas Juanito. Foto: D. MANAU

La Real Academia de la Lengua define el adjetivo exótico como algo o alguien que procede de un país o lugar lejano y percibido como muy distinto del propio. En la realidad, el exotismo es una sensación muy variable que muta en función de cada persona y que también evoluciona con el tiempo. Esta circunstancia se puede comprobarlo fácilmente en los mercados pitiusos, donde productos que hace unos años podían resultar insólitos, como las limas, los mangos o las papayas, ahora ya forman parte del paisaje habitual que podemos encontrar en la mayoría de fruterías.

«Hace 20 o 30 años sólo pedía limas algún bar y algún turista, pero hoy en día se venden cajas y cajas durante todo el año», comenta Juan Tur, comerciante de Frutas Juanito, en el Mercat Nou de Vila.

La capacidad de la naturaleza, de la biología y del mercado para sorprendernos parece infinita y cada año aparecen insólitas novedades que atraen las miradas de cualquiera. Es el caso de las granadillas (2,50 euros la pieza), fruta de origen andino de llamativo color anaranjado, con pequeñas motas claras y de la misma familia del maracuyá. Su nombre científico es el de Passiflora ligularis y, efectivamente, además de una gran cantidad de vitaminas, minerales y substancias beneficiosas, también contribuye a conciliar el sueño.

Colombia, que es el principal país productor de este fruto, también es el origen de otras piezas singulares, como las piñas baby que comercializa Juanito a 5,00 euros cada unidad. Su reducido tamaño –unos 10 centímetros de diámetro– puede equiparase al de una naranja de buen calibre y Tur asegura que son «más dulces» que las convencionales.

Un exotismo que ya se ha convertido en habitual es el coco, que en el Mercat Nou presentado en diversas formas. En Frutas y Verduras Maria Cardona tienen el coco «de toda la vida», entero, con su dura, oscura y peluda cubierta y que, una vez abierto, resulta un exquisito manjar. Su precio es de tres euros la unidad, mucho más barato que el agua de coco que encontramos en este mismo puesto. Viene en

el mismo coco, pero ya cortado, vale 6,50 euros cada pieza y es tan espectacular que viene con su propia pajita y una anilla como las de las latas de refrescos. Sólo hay que tirar de ella y disfrutar de esta deliciosa bebida. Como alternativa, en Frutas Juanito, disponen de cocos frescos, ya cortados, procedentes de Tailandia a y a cinco euros la pieza.

Asimismo, Maria Cardona nos pre- senta como frutos insólitos los plátanos baby, la fruta de la pasión o los maracu- yás, todos ellos a 18 euros/kilo. Más asequibles resultan el tomate de árbol o los mangos, a 1,80 euros la pieza y a 5,50 el kilogramo, respectivamente.

Pero no todo lo exótico es caro y proviene del Caribe. Juanito Tur nos habla del rábano daicon (3,20 euros/kilo), que se utiliza en la gastronomía japonesa para acompañar el wasabi. También sugiere una atractiva coliflor holandesa de color lila, que cuesta cinco euros la unidad. Incluso señala las flores comestibles de Eivissa. «Para los extranjeros son exóticas», señala sobre esta novedad –6,50 euros/bandeja– que ha incorporado este verano con notable éxito.

Por otro lado, ambos comerciantes, conocidos como especialistas en esta materia, coinciden en señalar que la demanda de estas exóticas frutas se concentra en verano. «En invierno puedes tener algo, pero ni mucho menos lo que llegan a pedirte en plena temporada», sostiene Juanito Tur. «La mayoría son cocineros que trabajan para yates y villas», apunta Maria Cardona.