La canícula ibicenca obedece a un ritmo trepidante que se vuelve casi infernal con el paso de los largos días de verano. La temporada llega a su punto más álgido y, con ella, se multiplican y acumulan las noticias más escabrosas del año. Por desgracia, la sección de sucesos crece más de lo deseado, unas veces por desafortunados accidentes y otras, en cambio, por la acción deliberada de personas que cometen acciones deleznables. Esta semana hemos sido testigos de ambas categorías con hechos que nos han puesto los pelos como escarpias.

Permanecimos con el corazón en un puño por la pareja que se encontraba en estado crítico después que su barca prendiera en llamas y explotara en el puerto deportivo de Marina Ibiza mientras repostaba. Prácticamente a la misma hora, un accidente de tráfico múltiple y con algunas agresiones alteró la paz en Jesús.

Sin tregua, el martes supimos de los vecinos de un bloque de Sant Antoni que tuvieron que ser desalojados después que de que uno de sus ocupantes prendiera fuego en el edificio. El autor, que confesó los hechos, fue detenido y pasó posteriormente a prisión provisional.

Pasaba casi inadvertido un nuevo triunfo de la Alianza Mar Blava, una victoria de toda para todos los ibicencos y formenterenses, al conseguir el archivo de un nuevo proyecto de sondeos

petrolíferos. Entretanto, Podemos tensó la cuerda para recordarle a su socio de gobierno que espera unos presupuestos para 2017 acordes con el acuerdo de ambos a principios de legislatura.

Las líneas rojas volvían a la palestra el jueves, pero por parte de los vecinos de Talamanca, que celebran el inicio de las obras del nuevo emisario pero que se mantienen firmes y vigilantes y, por el momento, no retirarán la denuncia presentada en Fiscalía por los vertidos del actual conducto.

La jornada anterior, Agustinet y Vicenç Vidal se felicitaban anticipadamente porque Sant Jordi tendrá agua desalada en 15 días. Una deuda histórica que se saldará, desgraciadamente, con muchos años –no días– de retraso, palabra estrella en casi todas los proyectos de infraestructuras y servicios de las Pitiüses.

Volviendo a los sucesos, un escalofrío de estupor nos recorrió a todos la espalda el viernes, cuando conocimos que un guardia civil fue detenido por colaborar con una banda de ladrones, arrestados todos ellos por la propia Benemérita. A la sensación de desprotección e impotencia que ha acompañado a los vecinos asaltados durante meses se une ahora la indignación de todos los ciudadanos por ver que en las fuerzas que deben protegernos también hay manzanas podridas. A la vez, debemos recordar que no se puede generalizar y que ha sido la propia Guardia Civil quien ha arrestado a los delincuentes, incluido a su propio compañero.