La convocatoria contra los excesos en el litoral público fue secundada por decenas de personas que con su presencia quisieron denunciar la construcción. | DANIEL ESPINOSA

«Hay cosas que no se pueden tolerar y hoy era un día para estar aquí y decir basta ya de tanto abuso en nuestra costa». Así se manifestaba ayer Carmen, una de las varias decenas de personas que durante la jornada de ayer pasaron por la terraza y el embarcadero construidos en una zona pública a los pies de una mansión de Platges de Comte.

Junto a ella se encontraban vecinos de la isla como Sara e Iván o visitantes como Toni. Residentes y turistas unieron fuerzas para denunciar con su presencia «la barbaridad que han hecho en este tramo de la costa y en otros tantos ocupados ilegalmente».

El embarcadero de madera fue el punto de encuentro de todo aquel que ayer decidió secundar la convocatoria de la merienda reivindicativa, aunque algunos ya estaban desde la mañana. Uno de ellos explicó que a mediodía, con la llegada de los primeros visitantes, un guardia de seguridad de la casa les advirtió de que la terraza era privada y que tenían licencia para ello. Por la zona también hizo acto de presencia una patrulla de la Guardia Civil que les indicó que la línea de costa es pública.

La mayor afluencia de bañistas y embarcaciones se produjo a partir de las 18 horas. Los convocados a esta jornada de denuncia respetaron la advertencia de no hacer uso de los elementos de la terraza pero hicieron hincapié en denunciar que la obra realizada «es una aberración en un tramo de costa que es pública, de todos los bañistas».

La terraza y el embarcadero con todo tipo de detalles se alza a lo largo y ancho de unos 30 metros de la línea de costa de Platges de Comte. El pasado domingo, un grupo de vecinos denunció la ocupación de este tramo. El jueves, el Consell llevó el caso ante la Fiscalía de Eivissa.