El escándalo provocado por los contratos del ‘gurú’ de Més, Jaume Garau, con las conselleries controladas por el partido econacionalista provocó la llegada al Govern de Armengol de Fanny Tur Riera (Sant Miquel, 1961). La miquelera ha dejado momentáneamente la dirección del Arxiu Històric d’Eivissa para dirigir la Conselleria de Cultura, Participació i Esports y compartir gabinete con la socialista Pilar Costa, con quien ya coincidió en el ejecutivo entre 1999 y 2003 en el Consell Insular d’Eivissa i Formentera. Activista empedernida, ha formado parte del GEN, del Institut d’Estudis Eivissencs y de la Plataforma Antiautopista, además de impulsara de la desaparecida coalición Eivissa pel Canvi. Dijo que no volvería a la política y aquí vuelve a estar.

—Ha entrado en el Govern como independiente pero a propuesta de Més. ¿Esto quiere decir que puede hacer y deshacer a su antojo en su Conselleria?
—En el Govern hay un organigrama con su presidenta y su vicepresidente pero en mi Conselleria tengo plena autonomía. La he tenido para nombrar los cargos, de hecho hay más de uno y más de dos sin carné y de diferentes sensibilidades. De hecho, el cargo de gerente de Orquesta Simfònica lo he buscado con un perfil absolutamente técnico porque uno de sus retos es regularizar la situación laboral de los músicos, y nadie mejor que un funcionario que es letrado de la Conselleria de Presidència y experto en música para saber cómo se tiene que hacer. También he procurado en todos los casos que sea gente que tenga trayectoria en gestión cultural.

—¿Por qué no ha fichado a ningún pitiuso?
—No diré sus nombres pero se lo ofrecí a dos personas, una de Ibiza y otra de Formentera, que por cuestiones familiares no han podido a pesar de que estaban muy ilusionadas.

—Usted es la tercera persona que está al frente de esta Conselleria, ¿teme no llegar al final de la legislatura o está tranquila?
—(Risas). Estoy tranquila y me gustaría llegar al final de la legislatura porque significaría que ha habido tranquilidad, no como un hito personal.

—¿Por qué no ha dimitido todavía el vicepresidente Barceló después de todo lo que se ha conocido del asunto Garau?
—Creo que desde el Govern se ha actuado de una manera muy contundente cuando se supo de estos expedientes supuestamente mal tramitados. Ha caído una consellera con toda una serie de directores generales, creo que nunca se había actuado así. En cuanto a Vicepresidencia, los contratos estaban bien tramitados y no creo que se pueda criminalizar a una persona que ha estado en política y no pueda trabajar en la administración, porque pronto no encontraríamos a nadie con quien trabajar. Otra cosa es que los expedientes se deban tramitar bien y sin favorecer a nadie, pero no por contratar a una persona con vínculos políticos, ya que con Bauzá la empresa de Garau facturó el doble que en esta legislatura. Creo que se ha actuado bien y que Biel Barceló no debía dimitir.

—¿Lamenta no controlar el departamento de Transparència o ya le va bien que lo haga Pilar Costa?
—Si le soy franca, ya me va bien que lo haga Pilar Costa. Creo que es más lógico que Transperència esté en una área de coordinación como la Conselleria de Presidència que no en un departamento concreto.

—¿Es imposible que el mundo cultural sobreviva por sí solo, sin subvenciones públicas?
—No sé si es imposible pero a día de hoy es difícil. Creo que no hay que tener complejos a la hora de subvencionar a la industria cultural, a los creadores, porque también se subvenciona a otras industrias y nadie lo cuestiona. El hecho de subvencionarla ayuda a que sea más accesible a los ciudadanos, que es uno de sus objetivos. Al igual que a través de los impuestos se pagan servicios básicos como la educación o la sanidad, creo que subvencionar y ayudar a la creación cultural la hace más accesible a los ciudadanos y no lo veo mal, al revés.

—¿Cómo se ha encontrado su departamento y que objetivos se marca hasta final de legislatura?
—Pues se ha creado el departamento de Memòria Democràtica, que antes no estaba en Cultura, y se ha tenido que dotar de personal. En la legislatura anterior se adelgazó mucho la administración y yo creo mucho en los funcionarios –porque lo soy– y le falta personal a la Conselleria. Hay presupuesto, se pueden hacer cosas, y me he encontrado proyectos iniciados, proyectos que he querido empezar yo y otros que he querido reconducir. A mí me gustaría equilibrar territorialmente los presupuesto y que la implicación de la Conselleria sea la misma en todas las islas

—¿Esto no era así antes? ¿La balanza estaba decantada más hacia un lado?
—No lo digo pero sí que quiero poner el acento en ello. (Risas).

—Usted anunció en Ibiza días atrás el compromiso económico del Govern con la Casa de la Música o el Festival de Jazz. ¿Estaban previstas estas ayudas o sin usted al frente de la Conselleria no habrían llegado?
—No estaban previstas pero yo quiero pensar que cuando se hubiesen presentado las propuestas se habría dicho que sí. Sí que es verdad que desde un primer momento tuve claro que quería implicarnos porque el Govern no tiene competencias en promoción cultural en cada isla, que son del Consell, pero sí tenemos la promoción en proyección exterior y relación entre isla. ¿Por qué nos implicamos en este proyecto? Porque el Govern forma parte del Patronato Municipal de Música de Vila y como la Casa de la Música tendrá la sede de este patronato, nos podemos implicar. Y con el Festival de Jazz nos implicamos por su proyección que tiene.

—¿Se enseña lo suficiente el patrimonio de las Pitiusas al exterior? Porque parece que los turistas que conocen nuestros bienes patrimoniales son la minoría.
—Es verdad. Creo que se hace mucha publicidad a través del Grupo Patrimonio de la Humanidad, antes y ahora, porque yo he estado en el Ayuntamiento de Vila y lo he visto. También hay un trabajo de lluvia fina que poco a poco se irá viendo, pero sí que son pocos los turistas que vienen sabiendo que Ibiza tiene unos bienes Patrimonio de la Humanidad.

—¿Qué beneficios tiene para Balears pertenecer al Institut Ramon Llull?
—Durante la segunda legislatura progresista en el Govern, y lo sé porque yo estuve ahí, fue una oportunidad para muchos artistas de las Pitiusas salir fuera y estar invitados a muchos eventos relacionados con la promoción. En líneas generales, que se conozca la creación literaria o artística de las Islas si no vas de la mano de una entidad como el Ramon Llull es muy difícil. Desde la dirección del Institut tienen la suficiente sensibilidad con las Islas para dar visibilidad y cuando hay creadores de Cataluña y Baleares, como pasó en la feria internacional de literatura infantil de Bolonia, las Islas tienen visibilidad y no quedan fagocitadas. Es importante sobre todo porque la creación artística y literaria tiene más futuro si tiene la posibilidad de salir al exterior.

—La reforma del paseo de Vara de Rey se ha llevado a cabo con dinero del Consorcio Ibiza Patrimonio de la Humanidad, del que forma parte el Govern. ¿No se tendría que haber utilizado este dinero para los bienes declarados patrimonio de la humanidad?
—Creo que las inversiones principales son y tienen que ser para los bienes patrimonio de la humanidad pero, en este caso, es una buena inversión porque este paseo, así como la plaza des Parc y la placita bajo el baluarte de Sant Joan, son la antesala de las murallas. Embellecer y adecuar su entorno también ayuda a darle más perspectiva al conjunto histórico que es patrimonio de la humanidad. En este caso creo que está justificado.

—¿La política lingüística en favor del catalán es una batalla perdida en Baleares?
—No. Es un campo difícil, Ibiza es una zona sensible pero no nos tenemos que rendir nunca y, sobre todo, no utilizar la lengua como una arma política. La lengua es una herramienta potentísima de inclusión social. Si hablamos de poner en valor nuestra cultura popular, nuestra patrimonio y nuestro territorio, una parte imprescindible es la lengua. Nuestros antepasados cuando hablamos de ball pagès o de cultura popular, se expresaba en el catalán de Ibiza. Es difícil pero no nos podemos rendir.

—Su Conselleria ha anunciado que se abrirán más fosas de la Guerra Civil. ¿El objetivo es abrir cuantas más mejor? ¿Se seguirá trabajando en esta línea?
—Lo importante es hacerlo con las instituciones implicadas. Por ejemplo, la fosa de Sant Ferran está en el cementerio y tenemos que contar con la Iglesia. Se trata de dar un entierro digno a gente que todavía está en fosas comunes. Que 40 años después, gente que murió durante la guerra o en los primeros años de la dictadura siga enterrada en fosas comunes es una vergüenza para una democracia. Y lo digo yo que tengo mis muertos en el bando que se sabe dónde están enterrados y su familia puede ir a llorarlos allí. Pero ver a gente mayor que cree que tiene a sus padres en fosas comunes y no puede enterrarlos como querría a mí me rompe el alma y creo que cualquier demócrata tendría que estar a favor de esto.

—¿Le gustan más los informativos de IB3 de ahora o los de la pasada legislatura?
—Evidentemente los de ahora. Hay muchas cosas que se tienen que encarrilar y hay mucho trabajo por hacer pero creo, honestamente, que ahora hay mucha más independencia informativa que en la pasada legislatura. Y no me gusta hablar del pasado, pero lo tengo que decir.

—Los trabajadores no parecen demasiado contentos con la nueva empresa encargada de los informativos. ¿Le preocupa esta situación?
—Pues sí, y mucho. Entiendo las reivindicaciones de los trabajadores y que lo ideal para garantizar una independencia informativa sería internalizar los informativos. Por desgracia, ahora no es posible presupuestariamente pero creo que a medio plazo tendría que ser un objetivo. Me preocupa y soy consciente, no sólo de los trabajadores de esta productora sino de todos los que trabajan en medios de comunicación, que es un trabajo de muchas horas, que nunca sabes cuando acabas y que no está bien pagada.

—¿Su paso por la política es circunstancial o tendrá continuidad más allá de esta legislatura?
—No, es circunstancial. De hecho, hace dos años dije que no porque no me veía cuatro años y acepté por el momento y porque sólo son dos años. Hace muchos años dije que no volvería y he vuelto pero no es para quedarme.

—¿Qué queda de aquel proyecto de Compromís amb Eivissa?
—En su momento lo que hicimos un grupo de independientes que creamos Eivissa pel Canvi fue registrar el nombre de Compromís amb Eivissa para agruparnos en unas siglas, pero ya dijimos desde el primer momento que no queríamos presentarnos a las elecciones y dividir más el voto en la izquierda.