La fiebre del alquiler habitacional ha llegado hasta el antiguo polvorín militar de Santa Gertrudis. En los últimos años, una veintena de personas vivían en las diferentes dependencias que se alzan en la antigua zona militar, pero esta temporada las instalaciones han recibido un aluvión de personas que se alojan en las antiguas residencias o en nuevas habitaciones habilitadas en las distintas dependencias.

Según apunta uno de los inquilinos que pasó por estas instalaciones, los alquileres en el antiguo polvorín varían en función de las dependencias ocupadas y alcanzarían hasta los 500 euros. También hay quienes ocupan una habitación a cambio de trabajos. Las personas que viven en el recinto militar se han multiplicado exponencialmente y ya alcanzarían el centenar de ocupantes. Algunos de ellos ocuparían un espacio con colchón en las galerías perforadas en esta colina localizada a un kilómetro y medio del núcleo urbano de Santa Gertrudis.

Cabañas y tipis afloran en los más de 60.000 metros que tiene el recinto. El número de ocupantes se ha disparado en las últimas semanas y ya superaría el centenar de personas.

Obras y trasiego

Desde hace un mes el ir y venir de maquinaria pesada, camiones, furgonetas y coches es una constante en el acceso a las antiguas instalaciones militares. Los vecinos son testigos de este trasiego.

La actividad es frenética desde hace una semana ya que decenas de operarios han intensificado los trabajos en el recinto que se prepara para acoger en las próximas horas un evento que atraerá a centenares de personas.

El grueso de las operaciones se están realizando a unos doscientos metros de la barrera de entrada al recinto, donde continúa alzada la antigua garita de vigilancia. En su interior hay instalado un maniquí que ayer contaba con la compañía de algunos de los residentes en el antiguo recinto militar.

La barrera de acceso estuvo controlada por varias personas y sólo se permitía el paso a los trabajadores y a las personas que se alojan en el recinto o que empezaban a llegar para el evento.

Aunque el hermetismo rodea a todo lo que se mueve en el interior del antiguo polvorín, desde el exterior se observa la instalación de lonas para dar sombra y también se han instalados varios tipis.

Las obras que se están ejecutando en el recinto no cuentan con el beneplácito del Ayuntamiento de Santa Eulària. Según señalaron fuentes municipales, la propiedad solicitó una licencia que se le negó y ahora están pendientes de que la comisión de patrimonio del Consell se pronuncie respecto a una solicitud para que el recinto albergue un agroturismo, una petición para la que todavía no habría respuesta.

Desde el Ayuntamiento de Santa Eulària apuntaron que el celador municipal de obras se ha desplazado al recinto para comprobar qué tipo de trabajos se está llevando a cabo en el antiguo polvorín. No obstante, el celador ha realizado una supervisión exterior ya que, según fuentes municipales, en ninguna de sus visitas se le facilitó la entrada.

Desde el consistorio añadieron que han «requerido a la propiedad que aporte o justifique la habitabilidad de las edificaciones para saber si tienen permisos para que alguna persona pueda residir allí».

Además, desde el Ayuntamiento también se le ha trasladado un requerimiento para «fijar día y hora para ir a visitar las edificaciones del recinto y poder comprobar si se ha hecho alguna actuación ilegal en las zonas que no se pueden observar desde el exterior». Las mismas fuentes añadieron que si la propiedad no responde a esta solicitud, el Ayuntamiento actuará por la vía judicial.

A la ampliación o remodelación de algunas dependencias se suma en los últimos días los trabajos contrarreloj para habilitar los puntos donde se alojarán los asistentes a un evento que coincide con el aniversario de una fiesta que ya generó una gran malestar entre los vecinos.

Evento con gran asistencia

Mañana se cumplen tres años exactos de la celebración de una macrofiesta ilegal que congregó a más de mil personas en las instalaciones del antiguo polvorín militar. La multitudinaria celebración se llevó a cabo apenas cinco meses después de que el Consell d’Eivissa vendiese el polvorín de Santa Gertrudis a la empresa Ideas de Ibiza S.L. por 2,9 millones de euros. La fiesta no se anunció públicamente pero el recinto y especialmente los accesos se quedaron pequeños ante la asistencia masiva de personas. Días antes de la fiesta, la propiedad avisó a los vecinos de la zona y les aseguró que no generarían molestias pero la realidad fue bien diferente, ya que los asistentes usaron los caminos y terrenos próximos como improvisados aparcamientos. Ayer, el cartel de bienvenida reclamaba a los asistentes que avisasen de su presencia utilizando el teléfono móvil, no el claxon de los vehículos.