Como cada año, las grandes cadenas de supermercados participan en una acción que todavía necesita de más voluntarios. «Este año somos 226, pero siguen haciendo falta más. De hecho, tienen que hacer jornadas de seis horas porque si no no podríamos cubrir las 12 horas que están abiertos los supermercados», explicó Jaume Ródenas, responsable del Banco, quien espera igualar las 36 toneladas recogidas el año pasado ya que a lo largo de la jornada de hoy también podemos seguir ayudando.
Cereales, arroz, pasta y productos elaborados se apilan en las entradas de los grandes almacenes gracias a la solidaridad de los vecinos. «Pedimos sobre todo comida enlatada y leche en polvo porque hay muchas personas que no tienen la posibilidad de cocinar», dijo Alexandra Ravolinni, una de las voluntarias. Como anécdota contó que una señora de origen indio se había acercado al supermercado para dar productos típicos de su país. «Todos ayudan en la medida de lo que pueden, pero los más entregados son los más mayores», explicó.
Paralelamente, se llevó a cabo una recogida de productos de higiene doméstica y personal. Una campaña que lleva meses en funcionamiento y que seguirá el próximo curso.
EL PROCESO
Objetivos para 2018. Desde el Banco de Alimentos hacen un llamamiento para que la solidaridad esté presente durante todo el año y no solo en Navidad. Por ello, quieren llevar a cabo dos acciones durante el próximo ejercicio.
Una de ellas consistirá en dar charlas en colegios e institutos para explicar el concepto «de donar alimentos» y también del despilfarro que hacemos en nuestro día a día. La segunda acción consiste en reforzar la primera con recogidas puntuales en toda la isla. «La idea es estar cada semana en un lugar diferente a poder ser. Con que saquemos cada semana 50 kilos nos vale. No importa tanto la cantidad que se recoja, más bien el mensaje», explicó Ródenas.
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