Vertidos de «residuos fecales» contaminan la playa de Cala Vedella desde hace semanas.

Vecinos de la playa de Cala Vedella, en Sant Josep, denuncian la existencia de «vertidos fecales» en primera línea de playa, a pocos metros de donde los bañistas ponen sus toallas o se tumban en las hamacas. Una vecina de la zona presentó por ello una denuncia en las dependencias municipales de la Policía Local de Sant Josep, que estaría ya al corriente de unos vertidos que, según denuncian estos mismos vecinos, estarían causando molestias a los vecinos y turistas que acuden cada mañana a la playa. Las mismas fuentes apuntaron que todo se debe a que la depuradora no trabaja bien porque no da abasto y como consecuencia hay vertidos en el mar, por lo que el agua de la playa está muy sucia, un problema que se repite año tras año. «Los olores son horribles, este fin de semana hubo unos olores que no se podían aguantar, pero es el día a día», aseveró muy molesta. Una comerciante de una de las tiendas de la zona explicó que estas aguas residuales llevan un par de semanas manchando la zona y desprendiendo muy mal olor, sobre todo por las noches. «También es un problema de higiene y salud, más allá de las consecuencias que pueda tener para el turismo, hay que tener en cuenta las molestias que causa a los vecinos», aseguraron.

La reclamación de algunos vecinos es que se ponga en funcionamiento una depuradora pública (la que hay ahora está gestionada por la promotora UMSA) y un sistema de alcantarillado en condiciones, algo que según el Ayuntamiento de Sant Josep no se puede hacer mientras el Consell d’Eivissa no suspenda el planeamiento urbanístico de Cala Vedella. Durante el pasado mes de junio, el concejal de Urbanisme, Ángel Luis Guerrero, señaló que con la suspensión del planeamiento podrían arreglar los problemas de en esta zona, donde no existe «ni alcantarillado, ni depuradoras públicas, las calles no son públicas, no hay zonas verdes, ni alumbrado público». Para Guerrero, es el paradigma de lo que no se puede hacer en urbanismo y dado que la situación es insostenible, «hay que coger el toro por los cuernos», para lo que pidió la ayuda y colaboración del Consell. Guerrero aseguró entonces que una vez que el Consell suspendiera el planeamiento de Cala Vedella, «se aporta la aprobación de una norma transitoria que nos permitiría solucionar la parte de las infraestructuras y ordenar definitivamente la zona con el Plan General de Ordenación Urbana».

Zona «descuidada»

Los vecinos de Cala Vedella tienen una sensación de abandono, consecuencia de que las infraestructuras no están lo suficientemente bien cuidadas. En la carretera de Castelldefells, enfrente del restaurante Can Jaume, hay señales de tráfico derribadas y que no han sido recolocadas, la zona que separa la pasarela de la playa de la carretera por la que pasan camiones de gran tonelaje. Los repartidores dejan los pedidos en los restaurantes a través de unos accesos que ya de por sí son «precarios». Los vecinos alertan de la «inseguridad» que genera que tantos vehículos y automóviles circulen por una zona frecuentada por niños y ancianos, así que a esta inseguridad generada por los coches y los atascos hay que añadir los problemas derivados del ruido. Una parte de la pasarela de la playa, añadió una vecina, está enterrada por la arena y no hay nadie que se ocupe de ello. No sabemos ni a quién acudir porque el Ayuntamiento de Sant Josep nos ignora y nos sentimos abandonados. «No es que nos quejemos por todo y aplaudimos y reconocemos las cosas que están bien hechas, como la reforma de Cala Vedella Norte, que ha quedado muy bien. Y está bien que el Ayuntamiento esté satisfecho por ese trabajo realizado pero es que los vecinos no nos podemos conformar con eso», afirmó.

Otra de las quejas constantes de vecinos, turistas y comerciantes de la zona es la continua circulación de coches por en medio de la cala, por la inseguridad y el ruido que genera, señalando como principal foco del problema la mencionada calle de Castelldefells, enfrente del restaurante Can Jaume, lo que devolvería un tramo importante de arena a la playa si se cerrara al tráfico, además de aliviar los mencionados problemas que denuncian. Según explicaron a este periódico, el tráfico se podría reconducir detrás del restaurante Can Jaume, donde ya se ha hecho una rotonda, de modo que los coches y autobuses no puedan circular enfrente de la playa. En este sentido, es tanto el ruido que se genera también por las noches que algunos vecinos aseguraron no poder dormir y descansar bien. Reclamamos «seguridad, tranquilidad y bienestar para los vecinos», denunciaron.