Las bodegas Can Rich empezaron ayer a pleno rendimiento con la recogida de uva. | ARGUIÑE ESCANDÓN

La sequía que se ha vivido en Ibiza y Formentera durante los últimos cuatro años ha afectado mucho a la vendimia, que ha visto reducida su producción en un 40% si se compara con las cosechas previas a dicha sequía. Esta temporada, sin embargo, la cosecha de uva mejorará su producción gracias a las importantes lluvias que tuvieron lugar el pasado otoño e invierno en las Pitiusas y que se han notado en algunas bodegas ibicencas como, por ejemplo, en Can Rich. «El agua de lluvia siempre es positiva para la sanidad y el equilibrio de la viña, así que sus efectos para la vendimia son positivos», explica Blanca Ozcáriz Raventós, enóloga de Can Rich. Los vinateros pitiusos empezaron este mes de agosto con las variedades blancas, que maduran antes, y seguirán con las variedades tintas. Los bodegueros esperan que no llueva durante la vendimia, para mantener la calidad óptima de la uva. Si no llueve en exceso, se presenta una cosecha de gran calidad y aumenta la demanda de blancos y rosados en el mercado del vino, que son los más vendidos. Debido a esta sequía, en Can Rich recurrieron al riego artificial para mantener la vida de la viña sana, algo que no ha sido necesario esta temporada. «La lluvia ha sido muy positiva para el mantenimiento de la cosecha y además tenemos reservas de agua natural en el subsuelo, lo que reduce los efectos negativos de la sequía y del calor que hace siempre durante el verano en la isla», aseguró Ozcáriz Raventós, que matizó que la parra necesitará más tiempo para recuperarse ya que «ha sufrido bastante durante los últimos años.

Plagas y hongos

Aparte de los problemas que puede generar el clima en la cosecha, otro de los grandes quebraderos de cabeza de las empresas vitícolas es la proliferación de las plagas o la aparición de los hongos. Factores como la geografía de Ibiza (isla desplazada al sur) y la climatología de la misma (humedad constante tanto de día como de noche) son condicionantes muy propicios para la aparición de los hongos. «Eso unido a que el tipo de cultivo con el que trabajamos es el ecológico, nos obliga a realizar una lucha más intensiva, con productos minerales, nunca químicos», aseguraron. Después de cada lluvia o presión de la humedad, los trabajadores de la tierra que se encargan del mantenimiento de la vid realizan diferentes tipos de tratamientos para controlar que la calidad de la uva no se vea afectada.

«Este año también hemos sufrido una pequeña plaga de la cochinilla blanca, con lo cual hemos usado piretrinas naturales para actuar contra ellas. Como usamos productos naturales tenemos más dificultades para eliminar estas plagas». La cochinilla algodonosa es un insecto de forma oval, con colores claros y con una cubierta típica de sedas algodonosas. Es una plaga muy común que ataca a una amplia variedad de plantas y árboles, entre ellos los frutales. La cochinilla ataca a las plantas debilitadas, provocando que los frutos puedan caer de forma prematura, restando calidad, en este caso, a la uva. Un problema que, en cualquier caso, fue muy menor. «Como estamos muy pendientes de este tipo de problemas, antes de empezar la cosecha evidentemente desechamos todos los cultivos afectados por la plaga. Pero son focos muy concretos y las pérdidas muy pequeñas», explicó enóloga consultora de la empresa vitícola. A diferencia de los últimos años, esta temporada la producción aumentará en lugar de reducirse, aunque solo lo hará levemente.

Esta temporada la cosecha ha empezado con la variedad malvasía, que la empresa ibicenca tiene en la finca Can Llaudis del Parque Natural de ses Salines, y que está destinada a la producción de vino espumoso. En esta finca se elabora con uvas de esta variedad uno de los tres mejores espumosos de España, el Blanc de Blancs 2011, y que en 2015 recogió el premio Golden Leaf (medalla de oro, que distingue a los vinos de calidad excelente) en el certamen nacional de vinos orgánicos Vinum Nature, imponiéndose sobre cavas y espumosos de lugares con gran tradición vinícolo, entre ellos Cataluña.

Buena producción

Durante otoño e invierno el campo agradeció muchísimo las lluvias que cayeron en la isla, que han mantenido el subsuelo húmedo, muy castigado durante los últimos años debido a la sequía que asola a España, en general, y a las Pitiusas en particular, lo que beneficiará la cosecha de la uva para la posterior producción del vino. «Si no llueve en julio y agosto, que son los meses en los que la lluvia puede afectar a la uva, tendremos una producción de gran calidad tambiéron», afirmaron desde las bodegas Can Rich, situadas entre Sant Antoni y Buscatell. La planta toma el agua que necesita, que tiene su origen en el subsuelo. Que no haya un exceso de agua, con lluvias durante estos meses de verano, es muy importante para la calidad del vino tinto. «De este modo se produce una buena maduración de los polifenoles y el vino coge buen aroma».

Así, Can Rich se enfrenta a su decimoctava cosecha este año, que se inició en el año 2000. Cinco años antes, en 1995, se empezó a preparar la tierra para «sembrar la viña y empezar con la plantación, en 1997. Nuestra actividad empezó con la plantación de 21 hectáreas de viñedos y elegimos las variedades tradicionales como el monastrell y la malvasía para a acceder al mercado. En 1999 se construyó la bodega, con la idea de dedicarnos a la agricultura ecológica, que no es otra cosa que han hecho siempre nuestros mayores», sostiene Stela González, propietaria de la empresa junto a Joan Riera. «Elegimos la agricultura ecológica como característica de diferenciación», concluyó.