Damien Enright posa en la terraza del hotel Montesol antes de la charla. | MARCELO SASTRE

'Dope in the age of Innocence', algo así como Droga en la era de la inocencia, es una historia fascinante en la Ibiza de los 60. Lo más curioso, según el periodista Mike Boorman, es que su autor y protagonista, Damien Enright, sea una persona respetada y conocida en Irlanda, y sin embargo pocos conozcan su época de vida bohemia en Ibiza o el hecho de que en los años 60 fue una de las personas más buscadas en España al huir de una de las mayores redadas de droga de la historia del país.

Ayer en la terraza del hotel Montesol gente de varias nacionalidades se congregó para escuchar su historia. Un relato que recorrió su vida, desde sus inicios como profesor, de lo que trabajó porque «te daban casa, y necesitaba una para mi familia», a su búsqueda de una isla a la que mudarse para luchar contra la depresión de su mujer.
Así terminó en Ibiza después de pasar por Mallorca de la que se aburrieron pronto. Cuenta que el puerto de Ibiza estaba lleno de extranjeros. «Si veían a alguien nuevo en seguida le llamaban: ven, siéntate y cuéntanos tu historia». En ese ambiente se movían él y su mujer que tenían una casa en Casas Baratas.

Frecuentaban el Domino Bar, un local de jazz lleno de americanos: escritores neoyorquinos «que se dedicaban exclusivamente a beber» y no eran capaces ni de escribir su nombre, ladrones, fugitivos, artista...
Era una época en la que beber mucho y tomar drogas «era lo que se hacía, porque era lo que se esperaba de tí», explicó.

Una experiencia de consumo de LSD con su segunda mujer, que duró 12 horas, y que sucedió mientras su hija dormía, les llevó a plantearse cambiar esa vida de excesos por otra más tranquila. Se fueron a Formentera con 12 libras en el bolsillo.
El alquiler de su casa era ridículo, pero no tenían ni un duro. Durante una época estuvo recogiendo caracoles y yendo a venderlos a Ibiza. Sacaba 15 pesetas por cada cubo. Escribía certificados de matrimonio, y participaba en timbas de poker para ir sobreviviendo.
Pero el negocio de los caracoles no daba suficiente, el poker reportaba pérdidas y no todos los días había bodas de extranjeros. «Buscaba comprar más tiempo para vivir en estas islas benditas y mágicas». Eso le llevó a hablar con unos amigos que le plantearon la idea de ir a Turquía a buscar hachís barato para venderlo aquí.

Él se ofreció a ir con su furgoneta Volkswagen Combi desde Barcelona. Reunieron el dinero y con un compañero se lanzó a una aventura en la que trataron con traficantes turcos de la peor calaña. Consiguieron la droga, perdieron la mitad por el camino y finalmente llegaron a la Jonquera. Allí les pillaron, pero él logró escapar. Una historia digna de contarla en un libro.