El proyecto Dogspital no ha supuesto ningún coste para la administración pública. | Ib-Salut

Antonio Riera Suñer lleva ingresado en el hospital Can Misses un mes. Durante la tarde de ayer, tuvo la oportunidad de reunirse de nuevo con sus perros Tila, un dogo de Burdeos de ocho años y Cloe, un labrador de cinco años. Segundos antes de recibir la visita de sus queridos canes, la emoción se dejaba ver en el rostro de Antonio, quien no dudo en abrazar a Tila y Cloe. El emocionante encuentro devolvió la sonrisa a Antonio al que le queda aún tiempo en el hospital ya que su ingreso será prolongado.

Una amiga de Antonio, Rebeca Wedder, es trajo a sus perros y quien se encargó de realizar todos los trámites necesarios para que la visita sea aprobada. El primer paso fue la aprobación del cirujano vascular, el doctor José Rosselló, para que la visita fuera realizada. A continuación, Rebeca debió pasar el control veterinario en el Centro veterinario Sant Jordi y, por último, el miércoles Toni Torres, monitor y educador canino, realizó la visita en Can Misses a los dos perros para comprobar el comportamiento de ambos.

Antonio es el cuarto paciente que recibe la visita de perros en Can Misses dentro del Programa Dogspital. Antes Collin, un chihuahua le devolvió la sonrisa a Miguel, al igual que con anterioridad Cona y Branca lo hicieron con Detlef Moisel y León, un yorkshire de siete años con José.

El emotivo reencuentro se produjo en el marco del programa Dogspital, de visita de perros a pacientes ingresados, impulsado por la Unidad de Seguridad del Paciente en julio de 2017 . Se trata de una iniciativa pionera en España de humanización de la atención sanitaria que la Unidad de Seguridad del Paciente puso en marcha conjuntamente con los delegados del Colegio de Veterinaria de las Islas Baleares, Jordi Massip y José Méndez, y con el educador y monitor canino Toni Torres.

Ha contado con la colaboración altruista de todos ellos, además de las empresas Grup Soler, De Casa, Purina y Grafitec. Gracias a esta colaboración, el proyecto no ha supuesto coste alguno para la Administración pública.