La familia Rodríguez Dapkute pasará estas navidades con familiares y amigos en Ibiza, aunque cada año se organizan para repartirse.

Pablo Rodríguez llegó a Ibiza en 2006 con amigos desde Punta del Este, Uruguay, para abandonar los inviernos calurosos y conocer Europa. Gintaré Dapkute, Ginty, es organizadora de eventos y aterrizó en la isla para unas vacaciones hace cinco años. Lo que nunca imaginó es que se quedaría por amor.

El matrimonio ha formado una familia, con Gael de tres años, y ambos son socios para la empresa de instalaciones que Pablo creó de la nada y de la que ahora participan hasta 15 trabajadores. La comunidad uruguaya sobrepasa el millar de habitantes en Ibiza, pero lituanos son muy pocos y suelen residir más aquellos «que tienen casas aquí para pasar la temporada», tal y como explica Ginty.

Ibiza unió a dos culturas muy diferentes y esta Navidad volverá a hacerlo, ya que tradición uruguaya y lituana celebrarán las fiestas cada una aportando lo mejor de sí.

La Quema del Judas

Como en todos los países del hemisferio sur, la Navidad en Uruguay coincide con el inicio de temporada alta. El ambiente es «distendido» porque, tal y como apunta Pablo, «nosotros vamos a la playa o a la piscina y hacemos grandes asados con la familia, nada de etiqueta, una larga sobremesa y después, de ronda a casa de los amigos a saludar para luego salir de fiesta hasta la madrugada».

Los fuegos artificiales son una dinámica propia de la mayoría de países en Nochevieja y se comparte esa tradición tanto en Lituania como en Uruguay. De hecho, Pablo explica que en Punta del Este «hay un espectáculo impresionante porque hay competencia entre hoteles, fiestas privadas o discotecas para ver quién tiene los mejores fuegos. En casa también se compran, como en el San Juan de aquí».

Asimismo, los ritos navideños van cambiando y cuando Pablo volvió a Uruguay «vi que muchas familias habían adaptado la tradición de las uvas porque muchísimos uruguayos han tenido familiares aquí o van y vienen, así que la tradición la hemos acoplado bastante», remarca.

Hay una antigua costumbre que Pablo justo recordó durante esta entrevista y es la Quema del Judas. Se trata de un muñeco de paja y trapo que cada niño se prepara y con el que sales a pedir lo que sería el aguinaldo «para los fuegos artificiales» . Una vez llega la medianoche del 24 (o 31) los ‘Judas’ se queman junto con los muebles antiguos. Aunque, así como esta tradición ha formado parte del folclore en San Juan o en Semana Santa en muchos países, solo en Uruguay se realiza en Navidad. «Entonces se hacía vida en la calle y yo recuerdo cómo en una esquina donde se juntaban siete calles toda la gente del barrio apilaba una montaña de muebles y de Judas para la hoguera. Te puedes imaginar el espectáculo», rememora Pablo.

Manjar para difuntos

En Lituania, «las navidades son las fiestas más importantes del año y nada tienen que ver con la del resto de países», asegura Ginty con orgullo, que explica lo mucho que añora «sentir el frío y la nieve», así como tirar petardos en Nochevieja, algo que trataron de hacer en Ibiza y «fue vergonzoso porque la gente nos miraba como diciendo ‘¿qué hacen estos?’», recuerda como una anécdota tristemente graciosa.

es que en su país, «la gente dedica mucho tiempo y dinero en crear una atmósfera navideña» y las ciudades compiten entre ellas para escoger el árbol más bonito. Tanto es así, que «el Gobierno invierte mucho dinero para sorprender con algo diferente cada año, por eso los árboles de Vilnius, por ejemplo, siempre están en el top 10 del mundo», destaca Ginty. En la actualidad, prima lo reciclado y ecológico, por eso ella ahora prefiere «un árbol de plástico que arrancar uno de un bosque solo para esas fechas».

En la ciudad natal de Ginty, Raseiniai, la noche del 24 es mágica porque los animales hablan y los difuntos se reúnen para comer. «Tras el banquete, la comida no puede tocarse de la mesa porque las almas de los muertos de la familia vendrán a comerse los restos de la cena», relata. El 24, 25 y 26 se celebran comiendo y en familia. «El 24 no comemos carne ni productos lácteos y en la mesa tenemos que tener 12 platos distintos. Solo se bebe vino, se reza en la mesa y luego hay una tradición muy bonita y es que con agua y harina se hacen figuras con motivos religiosos y antes de comer cada uno pide un deseo al otro y le pasa la hostia».

Navidades en Ibiza

Para muchos extranjeros afincados en Ibiza, las navidades se han convertido en unas fechas para compartir entre amigos. Así lo celebra este año la pareja en Ibiza, aunque Ginty traerá a sus padres de Lituania y Pablo a sus mejores amigos de Uruguay, «una mezcla interesante», expresa el padre de la familia.

Harán asado y platos lituanos para «sorprender a los españoles y uruguayos», explica la madre. En Lituania no celebran la llegada de los Reyes Magos, pero Ginty a adoptado esta tradición aquí en Ibiza. Al final, la realidad va un poco con el bolsillo también, apunta Pablo, «porque Papá Noel es a final de mes y los Reyes a comienzos».