Integrantes del grupo reunidos en la tienda de comestibles de Vicent Serra. | MARCELO SASTRE

Dianxes, quina història!, o «una manera elegante de decir ‘joder’» es la nueva obra del Grup de Teatre des Molí, que está triunfando en las Pitiusas tras un estreno que congregó a más de 600 espectadores en la pasada festividad de Sant Antoni.

Una muestra de cómo la amistad entre vecinos y la pasión de un hombre cultivado como su autor, Vicent Serra (Santa Gertrudis, 1952), pueden dar lugar a un trabajo de gran calidad estilística e interpretativa. Para los nostálgicos de la Ibiza preturística, el teatro des Molí devuelve a la vida las costumbres y personajes de una cultura al borde de la extinción, rescatándola de textos y testimonios. Además de diversión asegurada, su contribución a que la historia no caiga en el olvido cada vez gana más adeptos, después de un lustro sobre el escenario.

¿El secreto? La unión y el entusiasmo de poco más de diez aficionados por el arte escénico y la tradición, ¿el resultado? Podrá disfrutarse este domingo día 10 en las fiestas de Santa Agnès.

Como sucediera en las representaciones anteriores, ‘Vivències’ y ‘Es mijorals de Don Mariano’, la Asociación aboga por rendir homenaje a algún personaje propio del acervo cultural pitiuso. ‘Dianxes, quina història!’ hace honor entonces al mossènyer Bartomeu Ribes Ferrer, (Vila 1882 – Sant Antoni 1971) célebre clérigo apodado es mico porque era de retozar por las ramas de los árboles de pequeño. Así lo explica Vicent Serra, quien desvela los secretos de los personajes de una obra que desarrolla varias subtramas y cuya introducción reza así: «En los años 40 del siglo XX. Una familia pagesa eivissenca a la que le pasan cosas rocambolescas. Con un final feliz».

Argumento
El hilo argumental abre con la huida de Marieta, la hija Miquel y Maria, con Mariano. Un hecho dramático para las familias de entonces, que tradicionalmente se regían por el matrimonio de conveniencia. Entonces las mujeres no podían festejar y escoger entre sus pretendientes. Eso sí, los fugitivos siempre se iban a casa de un pariente y las familias terminaban mediando para tratar de solucionar el problema, porque «cuando se marchaban juntos ya no había vuelta atrás», relata Serra. A partir de aquí, la obra se complica cuando aparece el cuñado de Miquel, Pep, presunto culpable de rebelión y deserción durante la II Guerra Mundial al servicio de la División Azul.

Pep, interpretado por Vicent Planells, es un personaje ficticio fruto de las historias que Serra escuchó de los excombatientes ibicencos que sobrevivieron al invierno ruso. El coprotagonista es herido durante la batalla y supuestamente escapa con una rusa. A su llegada a Ibiza la guerra había cambiado a Pep, tornándolo un hombre abatido y vividor.
Como no podría ser menos, el componente cómico de los ibicencos también se ve representado en cada escena del guión y en sus personajes. Es el caso de Maria, interpretada por Margarita Ribas, quien encarna el carácter y el humor irónico y audaz de la mujer payesa. O el papel que da vida Vicent Serra, Fita, nombre ficticio para un personaje satírico en todos sus poros. La mímica en clave de humor también es un elemento presente en una de las escenas, en las que el Mossènyer (Juanma Moll), da confesión a Pep y al que, por su larga lista de pecados, amenaza con mandar a es Cubells, «donde se encontraba el antiguo seminario», al que el propio Serra asistió de joven, y en el que internaban a los «más locos de la isla», confiesa.

Juanma Moll jamás pensó que se le daría bien protagonizar al vicario «pero al final el resultado ha sido bueno y divertido» porque, añade, «además de que hacer teatro es terapia para mí, sobre todo para nuestra edad, porque tenemos que estudiar un texto y hacer memoria», trabajar con Serra, que modestamente se hace llamar «un colaborador más», da lugar a la improvisación de los actores a la hora de añadir frases a sus guiones, «algo que fomenta la maduración del personaje», afirma Serra.

Terapia
La experiencia para los participantes es totalmente positiva y permite desarrollar sus habilidades interpretativas y sociales, así como «disminuir la timidez» tal y como ha sucedido con Toni Boned en su papel de amo de la casa. Boned, por cierto, explica como la ‘d’ de su apellido «es de raíz puramente ibicenca, hasta que llegaron las normas gramaticales la cambiaron por la