De izq. a derecha, Pedro Puigdengoles, Joan Boned y Josep Tur 'Cires', en una visita al Puerto de Sant Antoni en 2015. | DANIEL ESPINOSA

Suele ocurrir que cuando alguien está en el barro, de fango hasta la orejas, no le importa en absoluto revolcarse un poco más en el cieno. Total, un poco más ya ni se nota. Se puede afirmar sin temor a caer en una hipérbole que no hay ahora mismo en toda la Comunidad Autónoma de Balears un ayuntamiento como el de Sant Antoni de Portmany, a quienes sus gobernantes les importe menos lo que los ciudadanos piensen de ellos.

Revolcados en el barro como están, incumpliendo el código ético del PSOE y el Pacto Antitransfuguismo (y quién sabe si algo más, a la vista de las imputaciones que acumulan y las investigaciones de la Fiscalía por concesiones poco claras), ahora se suma el cierre del puerto comercial de Sant Antoni, pues no otra cosa es prohibir el embarque y desembarque de mercancías y vehículos de más de dos ruedas. Ya lo han advertido las navieras, si no hay vehículos, aunque solo sean coches, no habrá pasajeros. ¡Qué bonita estación marítima vacía y sin uso les va a quedar!

Lo aprobó el ente autonómico Ports de Balears, pero su director gerente, el señor que ven ustedes a la izquierda de la foto grande, que camina junto a Joan Boned y al presidente del Club Náutico de Sant Antoni que también hace las veces de alcalde cuando el primer cargo se lo permite, no asistió a la votación. ¡Imagínense! El director de Ports de Balears que no acude a una votación para cerrar un puerto en señal de protesta. ¡Lo que habrá detrás, Santo Dios!

Sin consenso. ¿Ustedes imaginan que Menorca cerrase uno de los dos puertos de que dispone? No entra en cabeza de nadie. Pero en Ibiza se hace tan ricamente y aquí no pasa nada. Pero sí pasa, claro que pasa. Cualquiera ve que detrás de esta actuación, sin consenso, sin explicación razonable y ya veremos si ilegal o no, se esconden intereses evidentes para ocupar el lugar donde ahora está la estación marítima y sobre todo, donde atracan los ferris. Allí, si no se tuercen los planes que tienen los que han planificado esta aberración, atracarán a no tardar megayates, codiciadas grandes esloras que beneficiarán al Club Náutico de Sant Antoni. Revolcados en el barro. El hedor es realmente insoportable. Pero tranqulos, que todo es por el bien del pueblo, para mayor felicidad de los vecinos. Como siempre.

El alcalde ‘Agustinet’ con los docentes. El alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas, presenció la lectura del manifiesto de buena parte de la comunidad educativa de Ibiza a favor del profesor del CEIP Can Raspalls que se disfraza de payaso para dar clases de lengua española. Según dicen, se trata de una herramienta pedagógica de contrastada utilidad y no hay razón para criticarle por ello. A mí me cuesta entenderlo. Ninguno de mis idolatrados profesores se disfrazó jamás para dar clases y creo poder presumir, lo digo con toda modestia, de haber recibido una magnífica enseñanza. Pero en fin, doctores tiene la Iglesia...

Feliz domingo.