Imágenes de los alumnos de la escuela responsables del proyecto. | Arguiñe Escandón

Los niños de sexto de primaria, Els Científics de 6è B, del colegio público S’Olivera pusieron en marcha el curso pasado una iniciativa solidaria que, según ellos mismos explicaron ayer, consiste en «hacer un cuento para recaudar dinero para los niños de Nepal».

La idea del proyecto fue de Aura, una alumna que se inspiró en clase, cuando leían el libro La casa de los ratones de Karina Schaapman, proponiendo una idea muy similar: construir casitas de madera mientras, entre todos, inventaban un cuento. La propuesta tuvo muy buena acogida entre los alumnos y el colegio y enseguida todos se pusieron manos a la obra.

La profesora responsable, Aida Maylin San Martín, explicó que se mandaron a imprimir 900 ejemplares, de los que los 300 primeros se destinaron a cubrir gastos, recaudando en total 7.302,39 euros.

Visto el alcance que tuvo el proyecto, no dudaron en donarlo y entre todos decidieron votar a qué asociación destinarían el dinero recaudado.

Para ello, invitaron a 4 ONG (Dignidad, Fons Pitiús de Cooperació, Vía Oberta Nepal y Asociación proyecto Ibiza al desarrollo), que expusieron sus proyectos. La decisión, explicó la profesora, fue íntegramente de los niños y niñas: «Ellos mismos hicieron entrevistas a los representantes de las ONG preguntándoles a dónde iría el dinero que les íbamos a dar», apuntó.

La elegida fue Dream Nepal, que venía a través del proyecto Ibiza al Desarrollo, dedicada, según los propios niños, «a sacar de la cárcel a los hijos de los presos que han nacido allí porque es legal que crezcan entre rejas», dotándoles de cobertura sanitaria y educativa.
La docente, que ahora coopera activamente con la ONG como responsable de educación, añadió que esa ayuda se extiende a los progenitores cuando salen de prisión y no tienen recursos y se mostró todavía fascinada por «el poder que tienen los niños y niñas de convertir una idea en realidad».

Todos destacaron que fue un trabajo en equipo diario, organizándose en grupos y ayudándose durante más de un año para dar forma a una idea nacida en clase, implicando a gente que no tenía nada que ver, como familiares o amigos que se pusieron rápidamente manos a la obra serrando madera, cosiendo… Todo un despliegue «bidireccionalmente muy enriquecedor».

Tanto los niños como la maestra quisieron mostrar su agradecimiento a empresas, fotógrafos y pintores que han colaborado de forma desinteresada y que «gratuitamente han aportado su granito de arena».