15 equipos participaron en la tercera edición del torneo. | Arguiñe Escandón

La tercera edición del torneo local de la World Robot Olympiad (WRO) volvió a ser un éxito de participación. Así, un total de 15 equipos (todos de Ibiza excepto uno de Mallorca), formados por estudiantes de entre 7 y 15 años, se acercaron a las instalaciones del CEIP Sant Jordi para demostrar sus dotes en robótica. Y es que, los participantes, tuvieron ayer la oportunidad de mostrar su destreza en construcción de robots y en la programación de los mismos.

El objetivo de esta competición internacional pasa por concienciar sobre temas ambientales a los jóvenes. Este año, está inspirada en Hungría (país anfitrión de la final internacional), por lo que los estudiantes tuvieron que centrar sus proyectos en las ‘smart cities’ o, lo que es lo mismo, las ciudades inteligentes. «En la categoría Junior tienen que cambiar las bombillas de los edificios inteligentes, por ejemplo, y en la Elementary tienen que ‘jugar’ con el transporte inteligente para hacerlo de la forma más eficiente», concretó David Solà, entrenador de la RWO en Ibiza.

Una vez finalizadas las rondas de participación, se sumaron las puntuaciones de cada equipo, siendo vencedor de la categoría Junior el equipo de Mallorca ‘ Be Steam WRO’ y en la Elementary, el equipo ibicenco ‘Gamers’; los dos equipos irán en septiembre a la final nacional, en Platja d’Aro.
Jóvenes talentos

David Ripoll a sus 16 años ya ha competido hasta en tres ocasiones. Aunque por su edad ya no puede hacerlo, anima a todos los jóvenes de la isla a adentrarse en el mundo de la robótica. «Supone mucho esfuerzo y sacrificio, pero merece la pena», dijo. Este joven del IES Algarb llegó con su equipo a la final celebrada en la India y a la de Costa Rica.

«Entrenábamos cuatro horas al día en verano, nos lo tuvimos que currar mucho».
Por su parte, Micaela y Belén Tur, dos hermanas de 13 años del IES Balàfia, compitieron ayer por primera vez. Estaban emocionadas, más que nerviosas, y explicaron que lo que más les gusta de este mundo es conocer a gente nueva, además de ver sus proyectos «porque siempre coges ideas nuevas». Asimismo, explicaron que les gustaría tener más horas de robótica en el instituto, pero el hecho de que solo haya un profesor en la isla lo complica.

Solà es el único profesor y entrenador que hay y, consciente de ello, prioriza que sus alumnos absorban los máximos conocimientos posibles a que desarrollen proyectos sin tener los recursos suficientes. «Lo principal no es que los chicos sean buenos ni que el robot lo sea, que al final es lo de menos, sino que aprendan y generen equipo», señaló.
Aunque dijo que en España la robótica va 15 años por detrás de países como Tailandia, India o Rusia, reconoció que las administraciones, cada vez más, están implantando esta enseñanza en las aulas y, por consiguiente, cada vez más jóvenes muestran interés por ella. «Hay que tener claro que no es el futuro, es el presente», concluyó.