En las clases que impartió la francesa Kaouther Ben Amor este fin de semana en Can Planeta participaron 15 bailarinas de todas las edades.

La conocida bailarina de danza del vientre Kaouther Ben Amor ha estado durante este fin de semana dando un curso en Can Planeta, Ibiza, gracias a las gestiones realizadas por la también bailarina afincada en nuestra isla, Nur Banu.

Según explicó esta última ayer a Periódico de Ibiza y Formentera en el curso han participado quince mujeres, el máximo que permiten las instalaciones. El nivel ha sido medio alto y todas ellas, salvo una irlandesa están afincadas en nuestra isla, incluyendo también a Zora, una veterana profesora chilena. «Ha sido una experiencia impresionante porque Kaouther es una de las mejores bailarinas de este arte milenario que hay en el mundo y tenerla en nuestra isla durante unos días es un auténtico lujo para nosotros», aseguró ayer Nur Banu.

La idea de realizar este mini curso surgió de la propia coreógrafa y bailarina italoegipcia, afincada en la isla desde hace más de treinta años. «Yo realizo espectáculos de danza del vientre por todo el mundo y gracias a ellos he ido conociendo y entablando amistad con otras profesionales, hasta el punto de que hemos creado una red para estar siempre conectadas, y cuando Kaouther me dijo que vendría a pasar unos días de vacaciones le pregunté si se animaría a darnos unas clases y como es una bellísima persona afortunadamente para nosotras aceptó encantada».

«Hemos ganado en respeto»
Nur Banu es una de las mejores bailarinas que hay de danza del vientre en nuestro país. Fue además una de las pioneras en España y Alemania, y la primera que empezó a dar clases para difundirla en Ibiza. Su experiencia la ha llevado a mostrar este tipo de danza por los principales teatros europeos y por distintos países latinoamericanos y a traer a las mejores profesionales de otros países como invitadas a sus espectáculos y clases en Ibiza.

En este sentido, ayer explicó a este periódico que desde que ella empezó ha cambiado mucho la percepción que tiene la gente de esta danza de origen egipcio. «Aunque en su forma de practicarla sigue siendo muy fiel a su origen, inspirada en la fusión y evolución de diversas danzas antiguas tradicionales de Oriente Próximo, Norte de África y Grecia, ahora ya hay mucho más respeto por la bailarinas porque el público sabe que son grandes profesionales que siempre están estudiando y formándose para mejorar».

A pesar de esto lo que no ha cambiado, según Nur Banu, es «ese hechizo que provoca en todos aquellos que ven un espectáculo de danza del vientre al menos una vez en su vida». Algo que se debe, según la bailarina italoegipcia «a que es una danza milenaria que va mucho más allá de una bailarina joven y guapa moviendo sensualmente su cuerpo, llegando a conectar con las emociones más profundas que tiene cualquier espectador y cualquier ser humano».